Ni los fenómenos que arrasábamos en cada cancha donde jugábamos hace un mes ni el desastre inarreglable con conflictos en el plantel que nos quieren vender ahora.

Compañeros tricolores: en un mes hemos pasado del cielo al infierno, éramos el Milan de Sacchi y ahora somos el Miramar Misiones de Carlitos Manta, éramos el ballet ruso y ahora somos la comparsa del barrio que no pasó a la liguilla, el Guti era alto, lindo y buen tipo y ahora está más petiso, las canas lo afearon y es un sorete. Basta, loco. Por favor. Basta ya. Lo dijo muy bien Analía en su columna acá en Decano: hay grises. Ni blanco antes ni negro ahora. Grises. Ni los fenómenos que arrasábamos en cada cancha donde jugábamos hace un mes ni el desastre inarreglable con conflictos en el plantel que nos quieren vender ahora.

Vamos a calmarnos un poco. Todos. Se los pido ENCARECIDAMENTE. Y cuando algo se pide ENCARECIDAMENTE, se pide en serio. No es que se pide así nomás. Se pide ENCARECIDAMENTE. Así que les suplico que escuchen mi plegaria y la apliquen. Y me lo suplico a mí mismo también, eh. Me lo autosuplico, si es que me permiten el neologismo, la licencia poética o lo que ustedes quieran. Somos Nacional, el equipo más grande de Uruguay, de América y del mundo, objetivamente es así, matemáticamente, no es algo que diga yo porque se me canta, son los números, esos tozudos y caprichosos números que indican que no hay institución dedicada al balompié en todo el planeta que haya ganado más títulos oficiales que los que ganamos nosotros. En serio nos pensamos que eso se construyó desde la locura y las decisiones intempestivas, los volantazos escuchando al que grite más fuerte y la desesperación por dos resultados en contra? No, hermanos bolsos. NO!! Toda esa gloria se construyó desde el laburo serio y convencido, desde el respaldo a la gente que nos representa y sobre todo desde la férrea unidad, esa que es indispensable para los triunfos y que si falta nos convierte en un regalito con moña para los de afuera.

Hay que estar juntos, carajo. Juntos. La temprana eliminación en la Copa fue un golpe durísimo, claro. Quién puede decir lo contrario. Dolió como la concha de la madre. Pero no podemos permitir que nos desestabilice. Tenemos que levantarnos y seguir. Jugadores, cuerpo técnico, dirigentes e hinchas. Hay que pelear por lo que nos queda, que es el torneo local. Vamos once puntos arriba del segundo en la Anual. Y doce puntos arriba del tercero. Al Clausura le quedan trece fechas. Una vida. Es una obviedad decir que podemos ganarlo y llegar al Uruguayo número 45 de nuestra historia sin necesidad de finales. Pero espalda con espalda, eh. Solo así. Llorando la milonga no lo ganamos.

Vamo arriba. Vamos Nacional. Como sabemos. Juntos. Cachete con cachete, pechito con pechito y ombiligo con ombligo igual, como cantaba PANCHO Y LA SONORA COLORADA. Ojo, si lo interpretan literal traten de que les toque una bolsilluda de esas que son las más lindas de las tribunas del fútbol oriental, porque si se ponen cachete con cachete, pechito con pechito y ombligo con ombligo con el de al lado de mi butaca les juro que se van a querer matar. Y si son bolsilludas, que les toque un bolsilludo de pura cepa y no la veterana de la butaca del otro lado que va con la Spica en la oreja y vio debutar a Atilio García. La aprecio un montón a Gladys, pero no le deseo esos postizos pal chuponeo a ninguna de ustedes. Pero bueno, ya está. No me interpreten literal que esta columna es arrrrrrrte, INTERPRÉTEMEN figurado. Tamo en el baile. Vamo a bailar. Bailar pegados. Que es la única forma de bailar. Igual que baila el mar. Con los delfines. Ya lo dijo Sergio Dalma en ese claro mensaje de unidad. Hágamosle caso. Nuestra pieza es al ritmo de nuestro director de orquesta, el Guti, a quien admiro e imito y cuya armonía de alma y paz espiritual nos devolverá al camino del éxito. Será hasta entonces, queridos. Gran abrazo.

Coco el del camión

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