Un hincha de tribuna en el palco de prensa, y de visita.
Es extraño esto de no ver un partido desde la tribuna. Más extraño si para estar debimos viajar desde Montevideo haciendo escala en Buenos Aires, con una demora importante en Carrasco por problemas climáticos. Pero aquí estamos, en bancada de prensa, con «colegas» esperando para ver a Nacional una vez más. No sé qué número de veces, algún día intentaré hacer un cálculo aproximado, de pura curiosidad.
Mientras escribo estas líneas veo en diagonal a los hinchas que llegaron haciendo mil sacrificios para cumplir con el ritual de estar junto a Nacional. A ellos no los mueve otra cosa que el amor al Bolso. Verlo, alentarlo, sentirlo tan cerca como siempre pero con el aliento más aliento que nunca. Porque cuando se está lejos, cuando por la distancia no podemos ser todos los que quisiéramos, el aliento se multiplica y llega hasta el fondo del alma. Hasta ahora las hinchadas no se oyen, solo el rumor detrás de una selección de temas del llamado «Rock Argentino» es compartida desde una muy buena amplificación.
A calentar. Los primeros en salir fueron los arqueros Luis Mejía -titular-, y Esteban Conde junto al entrenador Leonardo Romay. Los silbidos llegaron con ellos y fue más fuerte cuando salió el resto del equipo. Pero al pasar por la platea preferencial el aplauso fuerte y sostenido fue unánime. Eran para Palito Pereira.
Así, entre monitos, juegos a dos toques, centros, remates al arco y sonando «Flight 956» el Decano se fue al vestuario
El partido fue comentado en nota aparte, tan sólo decir que a los hijos de Abdón y Prudencio no nos gustan las hinchadas amplificadas. Si comentar un detalle de lo que no se ve en televisión: cuando La Primera Hinchada entonó «ganá una Copa la…» el sonidista de La Nueva Olla subió el volumen de la música para que el cántico no se oyera, pero no logró.
Otro detalle del primer tiempo: nos dimos cuenta con el gol de Cerro que en la bancada de prensa hay poca prensa y muchos hinchas. Si el último cabezazo de Boof hubiese entrado, tal vez estas líneas no se estarían escribiendo.
El regreso. El retorno a Montevideo fue con escala en Buenos Aires y nos tocó compartirla con Franco y Pela de Triconectados junto a otros hinchas. Un grupo de ellos había seguido de largo la noche anterior y estaban un poco más “alegres” que los que habíamos dormido pocas horas. En el vuelo nos tocó compartir con Néstor Pitana, el juez del partido. Hubo fotos de estos hinchas con el juez argentino pero no faltó el reclamo con simpatía: “Pitanaaa mirá el penal a Arzura que no nos cobraste.” Antes de partir el personal de a bordo le pidió a estos Bolsos que se comportaran porque si no podía ser bajados. Lo hicieron, tal vez porque se durmieron apenas el avión levantó vuelo.
En la escala en Ezeiza nos cruzamos con Paolo Montero y al grito de “Paolo, ¿qué hiciste con el Chengue?” ocurrió una linda conversación entre futboleros sobre las dificultades de la competencia en el exterior, sobre la no llegada de Chengue a Nacional entre otro. Una vez en el avión que nos traería definitivamente a casa, la nueva tripulación –alertada por la anterior- volvió a interceder con los hinchas que reclamaron a Pitana. El último despegue se demoraba y hubo alguien que intercedió: “Son hinchas de Nacional, fueron a ver el partido de Copa contra Cerro Porteño, me parece que la azafata está exagerando un poquito.” Así se le pudo poner fin al asunto y despegar rumbo a Montevideo. Si los hinchas se hubieran enterado que quien intercedió fue Roberto Giordano seguramente nos habría regalado alguna sonrisa más.
Alejandro Luzardo
Foto: Primicias Ya
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