Nuestros jugadores entrarán al clásico con el espíritu y el temple que los caracteriza; jugarán atentos y concentrados y disputarán cada pelota como la última.
La caída de Danubio antes de nuestro encuentro ante Defensor Sporting llevaron las expectativas a lo más alto. Sin embargo, en forma poco creíble, no solo no pudimos ganar, no logramos sumar. Con eso perdimos la gran oportunidad de quedar líderes en exclusiva.
Cuando se conoció el fixture de este Campeonato Uruguayo sin revancha, supimos enseguida que tendríamos una serie de salidas a canchas chicas difíciles; Jardines, Tróccoli, Parque Viera y el Franzini. Jugados ya esos encuentros hemos obtenido un triunfo, un empate y dos derrotas; sin embargo Nacional continúa líder junto a Danubio y con un cierre de campeonato un tanto más accesible que el franjeado.
No obstante eso, el sentimiento general de hinchas, dirigentes y plantel es, o debe ser, de preocupación. ¿Por qué? Primero por la forma en la que se dio la caída ante Defensor Sporting luego de ponernos 2 goles arriba en los primeros 19’ de juego. La forma en la que llegó, primero el empate y luego el tercer gol violeta da para preocuparse. En segunda instancia porque, a pesar de algunos buenos momentos de juego, nuestro equipo continúa mostrando fallas importantes en defensa, falta de creación de juego y rendimientos individuales lejos de sus posibilidades.
Nuestro mediocampo no ha logrado ganar su “batalla” en la mitad del terreno desde hace algunos partidos; la creación ha estado ausente y solo hemos creado situaciones de riesgo a través de jugadas de pelota quieta (Cerro) o jugadas individuales (Defensor); también nos ha faltado goles de nuestros delanteros.
La defensa, luego de algunos partidos sin recibir goles, ha vuelto a zozobrar con preocupantes actuaciones individuales. Las pelotas aéreas y las cruzadas son mortificantes, y ese había sido un aspecto en el que los dirigidos por Martín Lasarte habían mejorado. Particularmente los rendimientos de Mauricio Victorino y Diego Polenta están llamando la atención del hincha; ninguno de nosotros los imaginó en este bajo nivel de rendimiento a esta altura del campeonato.
Se viene el clásico
El próximo rival es de los difíciles, de los complicados y de esos partidos en los que nunca se puede estar seguro del resultado. Peñarol, a pesar de su mala campaña tiene buenos jugadores; y aquello de “no hay favoritos en los clásicos”, tiene algo de verdad.
Sin embargo es el mejor rival que podría tocarnos en estos momentos. ¿Por qué? Porque el clásico es un partido especial y como tal se prepara, se entrena y se juega; y porque nuestros jugadores están hechos para estos encuentros. ¿Quién puede dudar que Victorino y Polenta elevarán su nivel el próximo domingo? Nadie, ni siquiera el hincha del tradicional adversario.
Nuestros jugadores entrarán al clásico con el espíritu y el temple que los caracteriza; jugarán atentos y concentrados y disputarán cada pelota como la última. Ya lo han hecho durante toda su trayectoria y seguramente, volverán a hacerlo. Estamos seguros de ello.
decano.com
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