Restan por jugarse dos fechas del actual Torneo Apertura, seis puntos en disputa, ciento ochenta minutos de juego, dos mil ochocientos ochenta en la sumatoria de todos los partidos que quedan por juga

Dos fines de semana hasta llegar al final de la primera parte del año donde se pasará raya, se harán evaluaciones y se tomarán decisiones a futuro. No antes.

Tres horas de fútbol para comenzar las consideraciones finales y las conversaciones. Desde el cuerpo técnico hacia el interior del plantel y la directiva. Desde la directiva, hacia la interna, para tomar decisiones de cambios o permanencias, tanto del cuerpo técnico como de jugadores, pero siempre hacia adentro antes de cualquier anuncio.

Nos separan todavía muchas emociones y, seguramente, alguna sorpresa antes del festejo por el título o la bronca por lo cerca que se estuvo. Habrá polémicas, fallos discutibles, reafirmaciones, se generarán dudas y también se escapará algún improperio. De su boca o de la mía.

Más de un café o una grappa se agotarán en reflexiones de hincha, intercambio de opiniones, afirmaciones de continuidad o deseos de partida. Usted con sus amigos, yo con los míos. Los nuestros.

Cruce de llamadas o mails, idas y venidas, Skype, WhatsApp, sms con “la posta”. Otra vez la catarata de nombres y la sospecha de números. La radio, la tele, el programa deportivo, el sitio web, el suplemento deportivo, la esquina…”a mí me dijo un muchacho que sabe”. Nada.

Porque eso es lo que hay mi amigo en materia de contrataciones., intereses, altas y bajas. Nada. O mucho, pero nada diferente a lo que le pasa a usted o a mí. Los dirigentes también son hinchas y también creen tener la mejor solución para cada momento deportivo y, por supuesto, cada uno tiene sus candidatos. Pero, de momento, no pasa de ahí. Nacional, oficialmente, no ha hecho gestión por nadie. Sí es clara la necesidad de un cambio. Mas allá de nombres, existe una preocupación por revertir la imagen reciente. Porque eso no es Nacional. Usted lo sabe, al igual que yo y los directivos. Habrá que ver si se consigue con los que están o se suma alguno. Dos, o tres. Hasta cuatro tal vez. Pero son solo especulaciones mías, que no soy dirigente sino, al igual que usted, un hincha que espera lo mejor.

Al que le toque irse -hay uno en la puerta con una buena oferta de Rusia- el agradecimiento por la entrega, por los momentos compartidos y el mejor de los éxitos. Merecidos éxitos. Para el que venga -si es que llega alguno- los brazos abiertos y el compromiso de aliento permanente, cuando tranque en el medio, corra por la banda o despeje en el fondo. No sé cuál será.

Ernesto Flores

decano.com

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