Las formativas se han transformado en la base y el corazón de Nacional. Roberto Roo está al frente de este importante aspecto desde hace 6 años.
Parte de la reestructura orgánica de Nacional, propulsada por la actual directiva, incluyó la creación de tres Secretarías que reemplazarían, de alguna manera, la figura del Gerente Deportivo. Al frente de la Secretaría de Formativas se encuentra Roberto Roo. Con el mantuvimos una extensa charla.
Estás como Coordinador de Formativas desde…
Desde febrero de 2007. En el de 2006, cuando asume la Directiva presidida por Ricardo Alarcón, yo era coordinador de juveniles en Montevideo Wanderers. Daniel Enríquez y Eduardo Giovannini –capitán de la institución en ese momento– estaban buscando un coordinador para las formativas tras el pasaje de Daniel a ocupar la gerencia deportiva y Daniel Carreño, con quien yo había trabajado en Wanderers, me recomendó para el cargo.
Cargo que ahora cambia, al menos de denominación ¿no?
De denominación, sí. En cuanto al trabajo va a ser bastante parecido al que veníamos realizando.
¿Te hiciste el camino como se lo hizo Enríquez o ya tenías una idea de la función?
Lo que yo tengo, son muchos años en el cargo. Mi experiencia no es de ahora, yo he actuado como coordinador y gerente deportivo en los últimos 15 años. Fui gerente deportivo en Danubio desde 1997 hasta el 2003.
Yo había sido técnico de la Cuarta y Quinta División de Danubio y en el año 97, en ese momento acordamos con el presidente la creación del cargo. De alguna manera yo fui el primer gerente deportivo que tuvo un club en Uruguay.
En esa etapa, no había cursos ni nada, pero como yo era un exfutbolista y tenía diversos estudios: de inglés, cursos de venta y de relaciones públicas, sumado a la confianza que me tenía el presidente, derivó en el comienzo del gerenciamiento deportivo. Mi gestión coincidió con un momento exuberante de Danubio en lo que refiere al surgimiento de valores y mi vinculación con el club culminó como técnico de Primera División en los últimos seis meses del 2003.
A partir de ahí, me tomé unos años de descanso y en el 2005 me contacta Walter Devoto para que me ponga al frente de las juveniles de Wanderers. El buen trabajo realizado en esa etapa me abre las puertas en Nacional.
¿Qué jugadores podés decir que, de alguna manera se destacaron por seguir los lineamientos que se les dieron a través de tu coordinación?
Yo soy un engranaje más de lo que es el trabajo en juveniles. Te puedo nombrar jugadores, pero no los traje yo al club. Mi intervención fue mancomunar el trabajo de profesores, preparadores físicos, directores técnicos, utileros, kinesiólogos, y juntos formar un grupo de trabajo que intenta darle al jugador de hoy aquello que realmente necesita.
El jugador de hace 20 o 30 años atrás, no tenía la necesidad de tener ciertas cosas que hoy son fundamentales para llegar a primera división.
Nuestros jugadores que acceden a primera, tienen un perfil determinado. Están acostumbrados a estar definiendo porque han sido campeones en juveniles durante mucho tiempo. Tanto es así que el jugador de formativas que llega a primera, no llega y rebota como puede suceder en otros equipos. Los jugadores que se han ascendido al plantel superior en los últimos años se asientan rápidamente.
Cuando yo llegué al club había una generación que era excelente, la generación 90, donde estaban el Morro, Coates, Mauricio Pereyra, Calzada… Lo que hicimos –y hacemos– es brindarle al jugador cosas que antes no se le brindaban. Nacional tiene un equipo multidisciplinario en juveniles, tenemos dos sicólogos, asistente social, nutricionista e incluso una podóloga que trabaja en la residencia dos veces por semana.
La residencia Eugenio “Pato” Galvalisi
Tenemos treinta chicos viviendo en la casona que está al lado de la sede. Tratamos que estos chicos estén estudiando continuamente, somos muy reacios a que no estudien. Tienen que estudiar, tienen que brindarse y tener cierto perfil para estar en Nacional. Nosotros lo que hacemos es apuntalar al jugador en todas las áreas: odontológica, médica, sicológica, física, etc. Los vamos acompañando en el proceso de acceder a primera, después, si llegan o no, es resorte de ellos.
Llegar a Primera ¿y después?
Recuerdo un reportaje que me hicieron hace más de diez años en donde afirmaba que de cada mil jugadores triunfa uno. Hablo de los “clase A”, muchos pueden llegar, pero triunfar, uno cada mil. Lo difícil no es llegar sino mantenerse.
Todas las personas con las que he hablado, que intervinieron en el proceso de formación de Luis Suárez, coinciden en que no se vislumbraba como el jugador que iba a explotar cuando lo hizo. Antes de él estaban Fornaroli y Cauteruccio, sin embargo el que trascendió fue Luis.
Cauteruccio no rindió acá lo que está rindiendo en Argentina. Cada jugador tiene su momento de explosión. Te pongo dos ejemplos: Gonzalo Bueno y Nicolás López eran tan pequeños y tan flaquitos que no jugaron prácticamente nunca en Séptima, tampoco lo hicieron en Sexta ni en Sub 16 y explotaron en Quinta y a los dos años de estar en esa división, uno a Primera y el otro a la Roma. Ahí está reflejado nuestro trabajo, el visualizar las condiciones técnicas y acompañarlos en el proceso hasta que les llegue la madurez física y sicológica.
¿Nacional busca un perfil de conformación física para los zagueros?
Nosotros tenemos un perfil, la cuestión es que aparezcan los jugadores para cubrirlo. Sebastián Coates es un notable jugador de fútbol, excelente persona, muy buen nivel académico y procedente de una familia estable. Eso es lo que queremos, pero no son todos Coates.
A priori uno piensa en la necesidad de jugadores altos para cubrir el puesto de zaguero central, pero hoy eso ha cambiado un poco. Nacional tiene en Tercera División un jugador de gran físico como Nicolás Olivera, pero no es el típico jugador que se desempeña hoy en primera. Hoy se asienten jugadores del tipo de Rolín, que en Nacional demoró en su madurez –siendo menor, explotó Coates antes que él–, pero hoy Rolín está triunfando en Italia. Es un tipo de jugador que no es de gran estatura pero sí de fibras rápidas, que es lo que se busca. En definitiva, si bien tenemos un perfil, también le damos chance a otros muchachos.
En Uruguay no tenemos la posibilidad –por un tema de costos– de realizar exámenes que determinen la altura y complexión física de un deportista a futuro, en Europa estas mediciones se hacen en el entorno de los 10 o 12 años.
Lo que hacemos son especulaciones a través del crecimiento anual y evaluamos lo que sería su ADN mediante la observación de los padres. Te pongo dos ejemplos, José Aja –el futbolista que hiciera el primer gol en la Primera final ante Fénix– es hijo de Ricardo Aja, José era de muy baja estatura y complexión pequeña, Ricardo es un individuo muy grande, hoy José está más alto que su padre. Los chicos suelen “pegar el estirón” cuando suben a la Sub-16, Felipe Carballo, un jugador de notables condiciones que acaba de salir campeón con la Quinta, es hijo del profesor Carballo –que trabajaba en el club–, Felipe era “Felipito”, era chiquito, y hoy mide cerca de 1.80.
¿Qué falta en las formativas?
Estamos tratando de mejorar lo que son las canchas. Hay una nueva directiva y hay varias comisiones que están trabajando en eso, necesitamos campos de deportes adecuados. Ya estuvimos reunidos con la Comisión de Obras y, aparentemente, se viene una reforma muy grande en Los Céspedes, donde Nacional es dueño de la tierra –que es lo más caro de una instalación deportiva– y donde pretendemos que entrenen todas las categorías. Hoy estamos disgregados, Cuarta y Tercera trabajan en Los Céspedes en el horario de la mañana, a la tarde lo hacen Quinta y sub 16 y Sexta, Séptima y captación trabaja en las canchas de Granaderos. Deberíamos adecuar Los Céspedes de forma tal que los chicos, al ingresar en Séptima División, se sientan consustanciados con el complejo Los Céspedes.
En lo que refiere a materiales estamos muy bien, nunca hemos tenido problemas de solicitar lo que queramos, no es que “tiremos manteca al techo”, pero no creo que en Uruguay haya otro equipo que trabaje con las comodidades con que lo hacemos nosotros.
Vuelvo a repetir, necesitamos más canchas, y en buen estado. El tema es que el estado de las canchas depende del clima de este país, cosa que es una dificultad. En Los Céspedes tenemos cinco canchas, dos que son del primero, una oficial de juveniles, una de entrenamiento y la restante que le llamamos “para romper”. El inconveniente es que si llueve tres días seguidos, nos resulta imposible entrar a la cancha de entrenamiento por una semana, porque no drena. Las condiciones del clima en nuestro país, donde tenemos períodos de 2 o 3 días con porcentajes de humedad elevadísimos, hacen que, a veces, nos veamos impedidos de trabajar en campo. En estas circunstancias nos vemos obligados a movernos en canchas de fútbol 5 cuando llueve, lo que sí, no dejamos de entrenar ningún día. El jugador de formativas tiene el mismo proceso que el de Primera División. Entrena 5 días a la semana, juega oficialmente y descansa un día. El volumen de trabajo es menor, pero en cuanto al horario y la cantidad de entrenamiento, son los mismos.
¿Se habla con los jugadores de la importancia de no “quemar etapas”?
Sí. Quienes estamos a cargo de los chicos –yo como coordinador, Santiago Espasandín en la parte física y los entrenadores y demás preparadores físicos- vamos evaluando el avance de cada jugador al final de temporada. Hay gurises que merecen saltearse algunas etapas, y lo pueden hacer, pero no es fácil. No es sencillo saltar de una Quinta División al Primero, menos en Nacional. En otros equipos puede suceder por la necesidad de tener valores propios que generen recursos con una venta, no es el caso de Nacional.
Es muy difícil que un jugador de Cuarta salte a Primera y prácticamente esté buscando su lugar. Hay casos especiales, en los que la madurez mental y física los respaldan, como es el de Sebastián Gorga, quien tiene edad de Cuarta y está entrenando y buscando su oportunidad en el Primero
Nos ha pasado de apurar algunos chicos que creíamos que estaban y no han podido insertarse, incluso, algunos de ellos, hoy no están en la institución. Lamentablemente a veces se plantean situaciones en las que, en contraposición a nuestro pensamiento, se hace debutar a chicos que aún no están listos para primera. Se queman etapas y se pierden jugadores.
A veces nos encontramos también con el apresuramiento de los botijas. Hay muchos que quieren jugar en Cuarta y ya pasar al Primero, no quieren hacer el proceso y la escalera.
¿Hay que frenarles el ansia de emigrar?
Como sabrás yo fui Campeón Sudamericano Juvenil. En un momento en que ser campeón Sudamericano era una obligación, cuando te citaban a una selección, tenías el antecedente de la generación anterior que había sido campeona, y vos no podías ser menos. En aquel momento –que pasábamos a ser profesionales– nos teníamos que ir a pelear con los dirigentes por nuestro contrato, hoy los chicos a los 14 años ya tienen su representante. Y muchos, a los 14, 15 o 16 años, están planteándose ir a jugar a Europa, creyendo que tienen condiciones, sin esperar antes a jugar en Nacional o en la selección.
Muchas veces caen en el error de, estando en Tercera, estar esperando que el representante los lleve, y no es así. Primero tienen que potenciarse, jugar uno o dos años en Primera para establecerse y ahí si emigrar, y no ir y rebotar. Hay quienes creen que acceder al mercado europeo es muy fácil, y no es fácil para nadie. Hoy en día, en la selección mayor tenemos un grupo de jugadores que han logrado lo que han logrado porque primero se consolidaron en Europa, y por esos 25 que se consolidaron, hubo cientos que rebotaron.
¿No hay una comunicación entre gerentes deportivos o coordinadores de equipos del exterior y ustedes? O sea, ¿nadie de otro país levanta el tubo para pedir información acerca de un futbolista directamente a los encargados de la formación del mismo?
Lamentablemente, eso en Sudamérica no pasa. Aquí el gerente deportivo no tiene las potestades que tiene el manager en Europa. El manager tiene casi tanta ascendencia como el presidente, un Valdano, un Platini, un Rumenigge, son gente que tiene una trayectoria y que al estar al frente de un equipo tienen las potestades para traer jugadores y entrenadores. Eso en América prácticamente no sucede, las directivas son las que mandan, consultan sí, pero la decisión final recae en los dirigentes.
¿Cómo es tu relación con los representantes de los jugadores?
No tengo. Creo que los intereses que mueven a los representantes son diametralmente opuestos a los nuestros. Es más, considero que para la mayoría de ellos, el futbolista es un producto, un producto que formamos nosotros y ellos explotan mientras les dé rédito. La inversión que hacen los representantes en los jugadores no sigue los mismos carriles que la que hace el club, que invierte para formar profesionales y ante todo seres humanos que se sepan desempeñar a futuro.
El contratista invierte para retener su producto y jamás trabaja –como debería– en consonancia con el club.
Si su representado, por equis motivo, no es tenido en cuenta, en vez de acercarse e interiorizarse del porqué de la decisión, de tratar de buscar, junto a los formadores, la mejor manera de potenciar al jugador, toman el camino fácil y les dicen que el entrenador está en su contra o que el coordinador no sabe nada o el gerente tomó una mala decisión. Espero que eso cambie en algún momento..
Ernesto Flores
decano.com
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