Si hubiera cristalizado y aprovechado su enorme potencial, estaría en el podio de los mejores. De todos modos, a fuerza de magia y goles inolvidables ha dejado un gran recuerdo en el hincha.
Manejaba las dos piernas, tenía buena pegada, era guapo y hábil entre otras virtudes, también tuvo el “plus” de ser jugador de clásicos, donde siempre rendía y sobre todo, decía presente en la red.
Recuerdo cinco golazos en este tipo de enfrentamientos, una memorable apilada con amagues varios, dos goles de tiro penal en el mismo partido, pateados con derecha y con izquierda, otro de tiro libre y el último en el 2003, un inolvidable 3 a 1 con dos goles de Sebastián Abreu.
Peralta era un problema en los clásicos y estaba «marcado». Un compañero de selección (Joe Bizera), en el clásico por el Clausura 2003, conociendo la lesión que arrastraba, le pegó una patada artera sobre la tribuna Olímpica, que lo sacó del partido apenas comenzada la brega.
Con fuerte personalidad, en un entrenamiento de la celeste, -ejecutando tiros libres- colocó la pelota y vino el entrenador, que no era otro que Juan Ramón Carrasco, y la pateó. La respuesta del “Chino” no se hizo esperar: “¿El domingo vas a jugar vos o yo?”.
Recién tiene 32 años y quiere volver a ponerse a tiro, luego de pasar por equipos locales, de tierra adentro e internacionales, pero está claro que regaló mucho terreno.
Me quedé con ganas de verlo más tiempo, dicen que los cracks de antes jugaban como él.
Fue y es tu vida “Chino”, pero quiero agradecerte tu corto pero inolvidable etapa por Nacional, la leyenda se encargará de mantener en la memoria tus quiebres, gambetas y goles clásicos.
Raul Ruppel
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