Aquel flaco que llegó con ilusión de “8”, decidido a volantear por derecha.
Aquel flaco pretendido por varios clubes y que había que asegurárselo, porque pintaba para zaguero, para tremendo zaguero, aunque él insistiera con volantear.
Aquel flaco que fue aceptado como “8” para que se quedara, pero después del fichaje en AUFI le llegó la sentencia de Daniel Enríquez “Seba, sos zaguero”.
Aquel flaco generación 90, capitán de una banda campeona en todas las categorías, líder desde el antes, referente, aquel flaco que se imponía “por mesurado, por inteligente, por responsable” al decir de Gerardo Pelusso, que agrega “a pesar de sus 17 años, 18 años creo que tenía en enero del 2008, ya tenía una personalidad que lo seguía el resto. Ni que hablar en la categoría de él, donde iba él, iban todos atrás. Sin gritar, sin hacer aspavientos, sin jugar para la tribuna”
Aquel flaco al que Pelusso ascendió a Primera en el 2008 como premio a la gran campaña de aquella Quinta excepcional. En esa ocasión la distinción cayó sobre él por su condición de capitán, porque “si era por méritos, iba a llevar a más de uno” recuerda Pelusso.
Aquel flaco que fue distinguido como “el mejor jugador joven de la Copa América 2011”. Premio que, en la previa, todo el Continente creía que iba a ser para Neymar.
Aquel flaco que se convirtió en la transferencia más cara del fútbol uruguayo en su traspaso al Liverpool F.C. en el 2011. Récord que se mantuvo durante una década, de todos modos, cifra récord para un zaguero.
Aquel flaco que se adueñó de la cinta de capitán del Sporting del Lisboa y se transformó en el extranjero con más partidos en los Leones y se metió en el Top 10 de jugadores con más partidos en ese club, que aún lo añora.
Aquel flaco que volvió a recuperarse de una lesión de rodilla con el inigualable Walter Ferreira en el 2014 y, ya que estaba, se quedó un ratito vistiendo la blanca.
Aquel flaco que volvió definitivamente a su casa, siendo ídolo en Portugal, para cumplir un sueño. “Hoy vuelvo con mis hijos, ellos son grandes responsables de mi regreso a Nacional. Mi idea siempre fue mostrarles donde crecí, donde me inicié, donde pasé mi infancia, y que hoy puedan verme con esta camiseta y que sepan lo que es Nacional, es muy importante” dijo en aquella ocasión.
Ese flaco dice que capaz que se va. Cosa imposible, porque lo que ese flaco no sabe, es que él siempre estuvo, es el portador de un legado que comenzó con Miguel Nebel y que heredaron, entre otros, “Cochemba” Vanzino, el “Pelado” Zibechi, Abdón, Ricardo Faccio, el “Mono” Gambetta, el “Peta” Ubiña, Víctor Espárrago, Hugo De León, el “Vasco” Ostolaza, “Palillo” Vanzini…
El flaco no se va, se queda a vivir en casa, a cuidar y transmitir el legado.
Ernesto Flores
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