11 de octubre de 2025

Fue presentado en la Intendencia de Montevideo el libro “Pulpa Etchamendi, el extra que se robó la película” de José Luis Baumgartner, la historia que nos acerca a todos los Bolsos al entrenador que le dio la primera Libertadores a Nacional en el año 1971. Se exhibió acompañado por las palabras de Hernán Navascués, María Etchamendi (hija del DT), Juan Carlos “Cacho” Blanco y el capitán del plantel, Sebastián Coates.

La reedición se presentó durante la 47ª Feria Internacional del Libro en Montevideo, y en el se describe la personalidad de Washington “Pulpa” Etchamendi, un entrenador que conquistó mucho más que el torneo más prestigioso de la época.

La presentación la abrió el doctor Hernán Navascués, que explicó su felicidad de estar allí presente: “el tiempo suele ser cruel, porque el transcurso del mismo va haciendo que figuras que tuvieron una significación importante en el quehacer nacional vayan siendo olvidadas. Por eso es muy trascendente que cada tanto se recuerde la historia, porque hay seres que se merecen quedar perpetuadas precisamente en ella.” Navascués, una figura muy querida por el hincha, aseguró que el “Pulpa” era más que un ser humano que tenía actividad laboral en el fútbol: era una persona con “sabiduría popular”, que poseía esa capacidad de encajar en diferentes lugares por la “originalidad de sus expresiones”, lo que lo definía como una persona con “conocimiento, picardía y cultura”, dijo el abogado. En ese sentido, resaltó la cualidad del Pulpa de hablar “el lenguaje del barrio, en el barrio”, al mismo tiempo de poder desenvolverse en temas que parecen estar en la otra punta, como la música de Beethoven y Mozart, o las novelas de Gabriel García Márquez. “Dominaba todos los temas”, sostuvo.

Washington fue ese tipo ameno, con quien se podía disfrutar de una buena charla todos los días, siempre saliendo enriquecido en algún aspecto. Dichoso fue nuestro club al que llegó en el 71; seguramente muchos de esos intercambios despertaron los corazones del plantel que levantaría la Copa Libertadores de América y luego la Copa Intercontinental, algo que, sin motivación, convencimiento y positividad para recorrer un proceso complejo, sería imposible de lograr.

El Pulpa Etchamendi llega a Nacional después del Mundial del 70 en México, en el que Uruguay consigue quedar en el cuarto lugar al ser derrotado por Brasil, que posteriormente sería el campeón. Su último club había sido el Club Atlético Bella Vista, pero ya existía interés por parte de Nacional, así como también del tradiciona. Es en ese contexto que la decisión del Pulpa de venir al Decano fue, según Navascués, la de tener la intuición de que Nacional era el candidato perfecto para desplegar ese juego que lo tentó durante la competencia mundialista, y que “él avizoraba que era el futuro”. Ese fútbol era el inglés. “Lo debe haber pensado: ‘aquí tengo la gran oportunidad de imponer mi idea política, con los jugadores apropiados para eso’”, sostuvo Hernán.

Palabras del ayer y del hoy

La primera anécdota que recordó el doctor Navascués demostró que el DT supo incidir en los aspectos motivacionales del plantel de aquel Nacional que se llevaría todo por delante. Hernán recordó cómo el Pulpa bromeaba con la disciplina, siendo al principio serio en su discurso, al decir que todos serían capaces de cumplir el horario de descanso en la concentración simplemente con poner una multa de 500 dólares (dinero impensado en su época), pero detallando algo importante: “si son Manga y Artime, me pongo las manos en los bolsillos, cierro la puerta y me voy silbando bajito”. Para Navascués, este recuerdo reflejaba “la aplicabilidad y la sabiduría del fútbol al mismo tiempo; su visión del fútbol y de cómo se debía conducir un futbolista”.

En esa línea, al momento de hablar, el campeón de América y del mundo, Juan Carlos “Cacho” Blanco, recordó cómo todo aquel plantel tenía “todas las expectativas de saber quién y cómo era el Pulpa Etchamendi”. “Y bueno, nos llevamos la grandísima sorpresa de que, además de estar vinculado a gremios como la murga, como los canillitas, como decía el doctor (Navascués), tenía una cultura increíble”, afirmó.

Además, destacó que “tenía picardía, tenía inteligencia, y cuando se enojaba, se enojaba de verdad, no era joda”, agregó. Asimismo, Cacho Blanco dejó saber que el plantel con el que se encontró Washington estaba mentalizado en ganar la primera Libertadores: “sabíamos que íbamos a ser protagonistas de esa Copa Libertadores del 71, porque, más allá de tener un gran equipo, teníamos un gran entrenador”.

La mochila de ser grande: un compromiso de quien se ponga la camiseta, antes y ahora

Teniendo la mentalidad de salir a conquistar este trofeo, por primera vez en nuestra historia, Blanco vio esa necesidad de abordar las sensaciones que tenía el club desde años atrás: “Llevábamos una mochila muy pesada. Nacional hasta ese momento no había podido conseguir una Copa Libertadores. Había tenido la oportunidad de llegar a tres finales y no conquistar ninguna.”, a pesdar de todos los títulos internacionales de su palmarés, reflexionó el campeón del mundo con Nacional. Etchamendi llegaba a un club que necesitaba dar el paso y abrirse en la conquista de lo que sería, con los años, el torneo más importante del continente y en el cual más participaciones tendría de todos los clubes que la jugaron. “Era una responsabilidad que no debíamos dejar pasar”, dijo el exjugador.

En ese sentido, recalcó que, “con mucho respeto y compromiso”, el equipo se preparó para hacer historia, y su entrenador no quedó atrás en ese proceso. Blanco recordó una anécdota en la que el compromiso y el respeto son palabras que definen al Nacional del 71. Cuenta Blanco que un día el Pulpa “se cayó en la fosa de una estación y se rompió tres costillas previo a un partido. Y la charla técnica se hizo en su casa. Fuimos todos a la casa del Pulpa. Era un acontecimiento en el barrio, en una casa que estaba detrás de Tres Cruces”.

Para cerrar la muestra del libro, el capitán Sebastián Coates reconoció la figura del campeón de América y del mundo, Cacho Blanco: “En mi vuelta tuve el placer de volver a verlo, de compartir con él, de charlar a veces en el vestuario”, dijo el capitán tricolor. Además, Coates resaltó las figuras nombradas durante la presentación, que hacen que Nacional sea ese cuadro del cual, a cada momento de hablar, lo “pone orgulloso”. El capitán finalizó diciendo que “ojalá que en algún momento podamos los jugadores repetir algo de lo que ellos hicieron para Nacional”.

“Un libro para Bolsos”

Por su parte, María Etchamendi, hija del Pulpa y encargada de esta reedición, también brindó algunas palabras que dejan ver un excelente trabajo por parte del escritor José Luis Baumgartner.

“Realmente, al releer el libro me doy cuenta de que no solo está documentado, porque no encuentro errores habiendo sido su hija y habiendo compartido con mi padre 15 años. Fue mucho el trabajo que hizo nuestra familia para resaltar la figura, y a su vez entran y salen jugadores. Es un libro para Bolsos.”

Texto y fotos: Agustín Sartori

 

 

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