Aunque esperada, la noticia del descenso de Independiente no dejó de ser impactante. Un golpe al corazón de una hinchada acostumbrada al festejo

El «rojo» se fue a la B. Un equipo acostumbrado a los títulos tuvo hoy el mismo destino que años antes le tocara a River Plate. No tenemos los argumentos necesarios -ni nos corresponde- para analizar los motivos que precipitaron este acontecimiento. No somos un medio perodístico habitual, somos partidarios, abiertamente partidarios pero cuando asistíamos al descenso del equipo de Avellaneda no pudimos dejar de recordar los ídolos que tenemos en común. Enrique Fernández, Vladas Douksas, Luis Artime y el inolvidable «Tano» Roberto Porta.

A manera de saludo y augurio de un pronto regreso a Primera División, reflotamos la nota que nuestro colaborador Wilmar Everton Cardañas escribiera para su sección «Cuna de Campeones» referida a Roberto Porta.

El ala media

El medio de la cancha es un lugar emblemático por excelencia. Uno puede contar con un arquero que te salve una tarde, o un goleador letal que te defina un partido pero, a la larga, si no funciona el «ala central» vas muerto. En la mitad del campo conviven el cerebro y el corazón de un equipo como en ningún otro sector. Es más, el mediocampo define a un equipo, incluso a una institución.

Somos diferentes

 

Nacional se ha caracterizado por conjugar en ésa zona a la gambeta atrevida con la pierna fuerte, no así el pelotazo al área y la patada artera .Los grandes triunfos de la selección, cuando Uruguay llegaba como favorito, cuando no asombraba a nadie que ése equipo estuviera en la cima como aconteció en el ´16, ´24, ´28 y ´30 la línea media del seleccionado era marcadamente «tricolor».

Lo que natura non da

Después, para volver a figurar hubo que contar con «hazañas» y «milagros». A nadie se le ocurriría cuestionar que -Espárrago, Montero Castillo, Maneiro- estaban para grandes cosas, ni se podría dudar de la capacidad de generación de fútbol que descansaba en los pies de -Espárrago, De la Peña, Luzardo- o-Cardaccio, Ostolaza Lemos-.

La estirpe

En el fútbol, cuando un comportamiento se repite en el tiempo se habla de «estirpe».La estirpe se mama en el vestuario, te mira a la cara en los espejos y duerme contigo en los colchones de la concentración. 

La estirpe es intangible pero se recibe de quienes te antecedieron, la estirpe anida en el hincha y se anuda en los botines.

El Tano

De estirpe sabe, y mucho, como se desprende de sus propias palabras otro de nuestros recordados en «cuna de campeones»; Roberto «Tano» Porta. «Nací como futbolista y morí como futbolista en el mismo club. Es que en mi familia, Nacional fue y es un culto tradicional. Siempre fuimos partidarios del viejo y glorioso club. Pero en lo que a mi respecta, mi fe partidaria se robusteció hasta el infinito cuando aún era muy niño. Fue cuando el 5 de marzo de 1918 el primer romántico del fútbol, mi tío Abdón Porte ,»El Indio», se mató en el centro de la cancha del Parque Central. Toda mi raza fue nacionalófila. Decir el nombre de Nacional era para mí como mencionar un pedazo de los míos.¡¡ Con cuanta emoción llegué en 1925 al viejo campo para enrolarme en los menores !! 

Una tradición

Como vemos, el trabajo en formativas en Nacional comenzó bastante antes de la aparición de Lodeiro, Coates, Morro, Calzada.¡Incluso antes que el «Tano» Porta! Nacional es nuestra institución, y por extensión sus «hijos» son| «nuestros hijos» y el orgullo paterno se exalta cuando cualquiera de sus hijos es destacado fuera de fronteras, como aconteció en su momento con el Tano».

Triunfando afuera

Su primer pasaje al exterior fue a Independiente a poco de debutar en el primero de Nacional.
A los 18 años se encarama como una de las mejores contrataciones de los «rojos» aún hoy a más de 70 años, en la página de los de Avellaneda , en la “Lista de los hombres que hicieron del club uno de los más importantes a nivel mundial” se encuentran : Ricardo Bochini, Ricardo Pavón, Percy Rojas, (… Juan Carlos Corazzo, Roberto Porta, …)
Su segunda salida lo hace recalar en Italia, más precisamente en el Ambrosiano-Inter, precursor del actual Inter de Milán. Debutó en éste club con tal sólo ¡20 años! recién cumplidos enfrentando al Nápoli por el campeonato Italiano un 25 de junio de 1933.

Permaneció en el Ambrosiana 3 años jugando su último partido ante el Genoa un 10 de mayo de 1936. En total vistió la camisa del «Inter» en 57 ocasiones, 53 por el campeonato italiano, 2 por la Copa Europa y 2 por la Copa Italia. 

Convirtió 17 goles en su permanencia en club. Como si esto fuera poco, antes de regresar a su querido Nacional fue convocado para defender a la selección Italiana en el partido disputado ante el representativo de Hungría para definir al campeón de Europa Central.

Roberto volvió a casa igual que como se fue…¡Campeón!!

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