El momento invita a repasar algunos malos arranques que tuvo Nacional, sin cualquier juicio de valor:

Son ya seis partidos oficiales y los números son preocupantes: una victoria, tres empates y dos derrotas, con ocho goles anotados (la mitad de ellos en un único partido) y siete recibidos. Apenas seis puntos ganados (una tercera parte de los que se disputaron) cuando ya se jugó 40% del campeonato y estamos siete puntos abajo.

Hay circunstancias que son desfavorables: Nacional, luego de haber logrado el gol de empate contra Deportivo Maldonado, no pudo mantener el resultado y el rival anotó su tercer gol; contra Torque, luego de un dominio total en el primer tiempo, decayó en la segunda mitad y permitió el empate; y en la sexta jornada, amo y señor de un partido que vencía por 1 a 0, permitió que el rival diera vuelta, aunque finalmente el partido terminó empatado.

También están las circunstancias que deben ser relevadas. Nacional venció a Liverpool, pero los árbitros no permitieron sumar los puntos. Anotó dos goles, erróneamente invalidados. Y el clásico fue un partido malísimo, definido porque el árbitro cobró correctamente un penal en el área de Nacional y, con VAR y todo, no cobró el penal ocurrido en el área mirasol. También hay jugadas polémicas en los partidos contra Torque y Wanderers.

El entrenador de Nacional está en la cuerda floja. La percepción de quien escribe estas líneas, si es que importa algo, es que no va a caer ahora. De esta manera, el momento invita a repasar algunos malos arranques que tuvo Nacional, sin realizar cualquier juicio de valor. Por esto, al repasar cada caso, el nombre del entrenador no aparecerá en el inicio del texto.

Perdió la Supercopa y estuvo 4 jornadas sin vencer

Una derrota en la Supercopa Uruguaya ante Liverpool y una derrota ante Rentistas por 2 a 0 en la primera jornada (que, a posteriori, sería decisiva para definir el torneo Apertura). En seguida, empates contra Cerro Largo, Wanderers y Peñarol. Mientras tanto, arrancó la Copa Libertadores con un triunfo de visitante (1-0, gol a los 11 segundos de juego) y otro en casa con un partido totalmente sin brillo contra los venezolanos de Estudiantes de Mérida. Recién en la quinta fecha Nacional pudo vencer por el campeonato local.

Estamos hablando del equipo de Gustavo Munúa. Nacional encontró un camino, pese a una cantidad excesiva de empates (terminó el Apertura con un registro 7-7-1). Perdió apenas dos veces en la secuencia: una contra Racing, en la Copa Libertadores, con un equipo de alternativa (vaya uno a entender por qué) y la otra en la fatídica final del Apertura, contra Rentistas, en el alargue. Y ahí se terminó su segundo pasaje por el club como entrenador.

Tres puntos en 15 por el Apertura

Ganó la Supercopa Uruguaya contra Peñarol y contra el arbitraje de Andrés Cunha. Para la primera jornada del campeonato uruguayo, un empate ante Liverpool; en la segunda, una derrota sin atenuantes contra Wanderers en el Parque (4-1). En seguida, un 1-1 ante Racing. Entonces arrancó la Copa Libertadores y Nacional obtuvo una victoria fuera de fronteras, en Venezuela; por el campeonato uruguayo, sin embargo, vino un nuevo empate, esta vez ante Boston River.

Pese a haber vencido el segundo partido por Copa Libertadores (1-0 contra Atlético Mineiro sin pasar zozobras), una derrota en el campeonato uruguayo (2-0 ante Danubio) decretó el fin del periodo de Alejandro Domínguez en Nacional.

Dos derrotas en las tres primeras fechas

Una derrota en la primera fecha contra Danubio. Un triunfo en la segunda contra Plaza. Otra derrota en la tercera, ahora contra Liverpool. Las cosas arrancaron mal para Martín Lasarte, pero en seguida el equipo encajó una secuencia de siete victorias. Pese a haber tropezado en la hora de afianzarse en lo más alto de la tabla, terminó campeón del campeonato uruguayo especial.

Eliminado de la Copa, y con 4 puntos en 15

Una derrota y una victoria – y Nacional eliminado de la fase de la Copa Libertadores. En el torneo Clausura, apenas una victoria en los primeros cinco partidos (1-1-3), con derrotas ante Sud América, River Plate y Danubio. Sin dudas, un pésimo arranque. Después vino Atenas de San Carlos (5-3) y una nueva derrota ante Wanderers. Pero el Guti tenía mucho crédito porque había obtenido una ventaja de 17 puntos en el torneo Apertura anterior, con derecho al más grande goce clásico en mucho tiempo. Encajó una secuencia de victorias entre las fechas 8 y 11 (los últimos triunfos del torneo Clausura) y después esperó la final. Y se fue campeón.

Renunció luego de la segunda jornada

Un mal arranque en casa por Copa Libertadores (2-2 ante Barcelona luego de ir perdiendo por dos goles), seguido por un triunfo de visitante sobre Toluca (3-2). Por el Clausura, un arranque con derrota en el Parque (vs Defensor) y un empate en Melo contra Cerro Largo en un partido más del inefable Daniel Fedorczuk. Y el Chavo Díaz no pudo más. Renunció y dijo que no tenía energía para seguir.

El caso es que él ya venía de un desgaste muy fuerte en el año anterior, primero por la derrota contra Iquique, luego por la eliminación de la Copa Sudamericana ante Liga de Loja. En beneficio del ex entrenador de Nacional, hay que decir que el desgaste también se debe a un torneo Apertura en lo que los árbitros hicieron todo lo posible para sacar campeón al tradicional rival [1].

Dos victorias en siete partidos: ¿cesarlo o no?

Un arranque con tres empates. El primero ante River Plate (3-3, y nadie recuerda que a Nacional le anularon un gol lícito a Richard Porta), el segundo ante Defensor, el tercero ante Cerro (en un partido que no se debió jugar, por la cantidad de agua que caía aquella tarde). La victoria vino en la cuarta jornada, contra Racing (y también contra el juez, Jorge Larrionda, quien cobró penal en una jugada que ocurrió fuera del área, expulsando a Jadson). Luego de otro empate en la quinta fecha (esta vez ante Danubio), vinieron los dos partidos que eliminaron a Nacional de la Copa Sudamericana, y en medio a ellos, la victoria sobre Cerro Largo por 4 a 0. Hasta ahí, 10 puntos de 18 jugados.

Entonces vino el partido contra Bella Vista. La derrota por 1 a 0, luego de la eliminación ante Universidad Católica, fue tan impactante que mucha gente, en la prensa y en la hinchada, pidió la cabeza del entrenador Marcelo Gallardo. Ricardo Alarcón decidió apostar por él y, contra todos los pronósticos, Nacional terminó campeón de aquel torneo Apertura. El recopilado que hizo Bendita TV luego del título es maravilloso. [2]

Una victoria en seis partidos y se le fue el crédito

La buena secuencia de resultados en los partidos finales del torneo Apertura parecía dar crédito al entrenador (6-1-0). Entonces vinieron los clásicos de verano: un empate (recibiendo en la hora el gol que puso el 2-2 – aunque finalmente Nacional ganó en los penales) y una derrota por 2 a 1 (con el único árbitro que pudo derrotar a Nacional en los clásicos entre la mitad de 2008 y el final de 2012).

El torneo Clausura arrancó con un empate y una derrota. Luego vino el arranque de la Copa Libertadores con dos partidos de visitante. En el primero de ellos, en México, Nacional fue un equipo dinámico, intenso y de buen juego durante los primeros 3 minutos. Contra Fluminense, 0 a 0. En la tercera fecha del torneo Clausura vino el primer triunfo – pero en la misma semana Nacional perdió en casa ante Argentinos Juniors y se vino la noche.

Juan Ramón Carrasco estaba en la cuerda floja cuando llegó el partido contra Miramar Misiones. Tenía que ganar, y pudo terminar el primer tiempo en ventaja, pero Peralta falló un penal. Apenas iniciado el segundo tiempo, el equipo cebrita anotó el 1-0. Pese a buscar el empate con todas las fuerzas, éste demoró a venir: apenas en el minuto 77 Viudez anotó el gol de empate; luego, Charquero puso el 2-1; y en la hora, cuando la prensa ya quería dar el premio de mejor jugador del partido a un integrante del otro equipo, Marcelo Gallardo puso el 3-1 de tiro libre.

Nacional venció, y hubo paz. Encajó una secuencia de ocho triunfos seguidos. Perdió con River Plate y luego fue eliminado de la Copa Libertadores al empatar con América (primera vez en seis años sin superar la fase de grupos), pero luego encajó otra secuencia de victorias y terminó campeón.

Efectivado

Un empate ante Wanderers, una derrota por 3-0 ante Fénix (la “tarde de Mier”), un empate ante El Tanque. Dos puntos en nueve. Después el equipo fue sacudido por la muerte del Oreja Rodríguez y vinieron dos triunfos en secuencia. En la sexta jornada, un empate ante Liverpool (una fecha inolvidable para quien escribe estas líneas) y, finalmente, un inobjetable 4-1 en el Tróccoli. Ahí cayó Luis González, un entrenador que ya llegaba sin crédito por lo sucedido en la Liguilla del año anterior (1-1-3). En dicha Liguilla no había presión, porque Nacional había sido campeón uruguayo. Pero en el Apertura 2010, él no resistió a los malos resultados y se produjo el cambio de timón.

Venía de una mala campaña y sumó 10 puntos en 21

Pese a un mal torneo Clausura, en lo que Nacional venció apenas cinco partidos (5-3-7), el entrenador resistió empujado por una buena campaña en Copa Libertadores (cuartos de final) y por una Liguilla en la que, además de obtener un lugar en la edición siguiente del torneo continental, el tradicional rival fue eliminado. Así, permaneció en el cargo cuando arrancó un nuevo campeonato uruguayo.

En las primeras cinco jornadas sumó ocho puntos (2-2-1), pero luego vinieron un par de empates (ante Juventud y Central Español) y una derrota contra Rampla Juniors. Fue el final para Daniel Carreño, quien había perdido incluso la confianza del plantel que dirigía. Luego, Daniel Enríquez dirigió el partido siguiente contra Danubio (derrota por 2 a 0) y en los seis partidos siguientes, con un nuevo entrenador, Nacional tuvo cuatro victorias y dos empates.

Vino para promover un cambio y arrancó con cuatro derrotas

Entró para promover un cambio profundo en el plantel, pero demoró a encontrar un rumbo. Los primeros cuatro partidos oficiales fueron cuatro derrotas. Perdió dos clásicos, uno de ellos por 4 a 1, y otros dos partidos de Copa Libertadores, aunque con el atenuante de que fueron en Bolivia. De todas maneras, la situación era crítica. Ningún punto en cuatro partidos, siendo obligado a superar a Oriente Petrolero (5 puntos) – los demás ya no podían ser alcanzados por Nacional.

El arranque del campeonato uruguayo se dio con triunfo sufrido: el gol que puso el 2-1 definitivo contra Defensor vino en el minuto 87. Luego vino el 4 a 1 ante Oriente Petrolero, resultado que no significaba nada: Nacional estaría eliminado si, tres días después, “casualmente” ocurriera un triunfo de los bolivianos contra los aurinegros. Pese a que los rivales se detestan suficientemente como para que esto pareciera una hipótesis plausible, finalmente no ocurrió: Peñarol ganó por 6 a 1. Nacional no estaba eliminado, pero sí estaba obligado a vencer a Bolívar en la última jornada.

Pero antes, y un día después del partido de Peñarol, Nacional jugó por la segunda jornada del torneo Apertura. El entrenador estaba en la cuerda floja. El primer tiempo terminó con un 2 a 0 en contra, y apenas iniciada la segunda parte, River Plate puso el 3 a 0 transitorio. Pero Nacional nunca se dio por vencido y consiguió el empate muy rápidamente, anotando tres goles en cinco minutos. La reacción pudo ser frenada por un penal favorable a River Plate, pero Gustavo Munúa lo atajó. Algunos minutos después, otro penal, pero esta vez para Nacional: Rubén Sosa puso el 4-3 definitivo y Hugo de León se quedó al frente del equipo hasta el final de 2001, conquistando tres títulos uruguayos en cuatro años y arrancando un periodo de dominio indiscutible de Nacional en el fútbol uruguayo.

Manoel Castanho

Notas

[1] Nota: el Apertura 2012 tuvo tres equipos disputando en la cima de la tabla: Nacional, Defensor y Peñarol. Evidentemente, uno puede adivinar qué ocurrió: Peñarol fue beneficiado en ambos partidos, con un gol ilícito convertido ante Defensor y un penal no cobrado en su contra ante Nacional; Nacional fue perjudicado en ambos partidos (un penal cobrado para Defensor que ocurrió fuera del área, y un penal no cobrado ante Peñarol el día que Jorge Bava dijo ante las cámeras que “tus compañeros disfrazan”); y Defensor, fiel a su estilo, fue beneficiado contra Nacional, perjudicado contra Peñarol y puso el grito en el cielo contra los grandes. Fue tan escandaloso aquel campeonato, que La Republica publicó una nota cuestionando el triunfo de Peñarol “en la cancha de afuera”.

[2] https://www.youtube.com/watch?v=D7deJs_FTlY

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