Que las hay, las hay.

Rodrigo Aguirre venía siendo una de las figuras excluyentes en el remate de esta primera parte del año para Nacional. Autor de goles trascendentes y un rendimiento  en alza una vez que entró en forma y ritmo de competición, Aguirre se había ganado un lugar indiscutible en el equipo titular. Solo estuvo ausente en la previa al clásico para prevenirlo de una nueva amarilla que lo dejara afuera del partido más importante de nuestro fútbol.

Tras un debut soñado con dos goles ante Danubio en el Gran Parque Central para dar vuelta un resultado adverso, llegó –entre otros- el gol agónico tanto convertido a Peñarol cuando Nacional estaba con un hombre menos en el campo de juego y varios partidos de cansancio acumulado. Sin olvidarnos de las buenas actuaciones y goles por Copa y ante Cerro en el Tróccoli. Parecía ser que Rodrigo cerraría una primera mitad del año a tope.

Pero llegaron las complicaciones. El día previo al partido ante Rampla Juniors, el delantero tuvo un choque casual con Seba Fernández que lo hizo perder el conocimiento y trajo un susto grande al plantel. Inmediatamente fue trasladado a La Española donde fue sometido a estudios y dejado en observación por precaución.

Superado ese hecho todo hacía indicar que sería titular ante Defensor Sporting cuando Nacional se juegue una verdadera final por el torneo Apertura. Pero otra vez un imprevisto. Otra vez un accidente, en este caso doméstico. Aguirre se accidentó al romper una puerta de vidrio, tuvo un corte profundo en uno de sus antebrazos y debió ser intervenido quirúrgicamente. Para proteger la zona se le colocó un yeso liviano.

Por supuesto que ahora Rodrigo es duda, no solo para enfrentar al violeta sino para el cierre del Apertura y la fase de grupos de Copa Libertadores.

decano.com

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