Reseña histórica del Complejo Deportivo del Club Nacional de Football.
El 14 de mayo de 1967 Nacional colocaba la piedra fundamental de las futuras obras a realizarse en el predio del Gran Parque Central. Mientras, la Comisión de Patrimonio y Obras se hallaba abocada a la búsqueda de un campo para construir canchas de fútbol, siguiendo expresas directivas de la Comisión Directiva presidida por el Dr. Eduardo Pons Echeverry, de fecha 9 de marzo de 1967.
La resolución en cuestión decía exactamente: “Se aconseja sugerir a la Comisión de Patrimonio y Obras que en el caso de contar con disponibilidades de dinero, considere la posibilidad de adquirir tierras para la construcción de canchas de fútbol o futuras construcciones deportivas del Club”.
El 1 de agosto de ese año, se da cuenta del primer ofrecimiento recibido por el Club. Se trataba de un terreno ubicado a 20 kilómetros de Montevideo, sobre el Río Santa Lucía, en la zona de Melilla: “con edificaciones, enorme variedad de árboles, tanque de agua, luz propia, todo en perfecto estado de conservación” decía el informe elevado a Directiva.
Tras este ofrecimiento, se designó al Arq. Ildefonso Aroztegui -responsable, junto al también Arq. Julio Gimeno de la construcción de la sede de la Avda. 8 de Octubre y de las reformas que se estaban llevando a cabo en el Gran Parque Central- al Esc. Oscar Sindín y el Sr. Miguel Delgado para visitar el lugar y elaborar un informe para la Comisión Directiva.
Días después, el 5 de agosto, el Arq. Aroztegui presentó su informe -favorable- a la Comisión Directiva. En el mismo destacaba que “se trata de una extensión de terreno ubicada en la zona de Melilla (…) con construcciones de muy buena calidad y en condiciones de ser utilizadas de inmediato”. No obstante esto, la construcción no contaba con ningún campo de juego trazado y esto, en palabras del mismo Aroztegui, representaría “el gasto más oneroso”. Las condiciones de venta variaban según la cantidad de hectáreas que el Club estuviera dispuesto a adquirir. Por una extensión de 35 hectáreas, el gasto sería de $ 4.000.000 y de $ 2.500.000 por la compra de entre 20 y 22 hectáreas.
Solo restaba organizar una visita con los técnicos y jugadores para que lo observaran y dieran su opinión antes de tomar la resolución definitiva.
Los comentarios de técnicos y jugadores hacia la propiedad “Rincón de Melilla” no fueron de lo más alentadores. Roberto Scarone, el entrenador en funciones del primer equipo, cuestionó su conveniencia para ser utilizado en concentraciones cortas y algunos jugadores lo tildaron de “aburrido”. El mismo día que se presentó este segundo informe en Directiva, se dio ingreso a un ofrecimiento ubicado en el km. 24 de Cno. Maldonado; “con edificaciones cómodas y buenas” según manifestara en sala el presidente Pons Echeverry, quien lo había visitado en compañía del Esc. Sindín y el Tte. Cnel. Elbio Paolillo. Las ofertas se sumaban pero lejos se estaba de tomar una resolución.
El año 1967, último de la administración de Pons Echeverry llegaba a su fin y ante la inminencia de un cambio de administración, la Comisión Directiva, reunida el 5 de diciembre, decidió rechazar las nuevas ofertas que se le entregaran, con comunicación a los ofertantes de que “toda adquisición sería pasada para consideración de la nueva Comisión Directiva”. Entre las propuestas rehusadas se encontraban una en el Balneario Jaureguiberry y otra en Camino Berges 4481 esquina Instruciones.
Tras las elecciones, el Club pasa a ser presidido por Miguel Restuccia y la nueva conformación de la Comisión de Patrimonio y Obras tiene a Restuccia como presidente y la contiunuidad de Rogelio Ramírez, a quienes se le sumarán el Agr. Carlos Hughes, el Arq. Gustavo Nicolich, el Arq. Juan J. Hermida y, con posterioridad, el Ing. Raúl Giglio, Ciro Ciompi y el Arq. Ildefonso Aroztegui.
Con la llegada de la nueva Directiva cobra fuerza la compra del predio de SADYR S.A, sito en Cno. Berger 4481. Recuerda Miguel Restuccia en su libro “Mi vida y algunas de sus historias” que luego de asumir y tras visitar al plantel principal en vísperas del primer clásico de 1968 en su concentración en el Hotel Columbia constató que no se trataba del mejor ambiente para una concentración.
Tras observar esto, el presidente concurrió a la sede y consultó al Gerente, Sr. Juan Pedro Garayalde, si había alguna oferta anterior de una chacra o campo deportivo. Luego de buscar en unas carpetas, Garayalde extrajo aquella que había sido rechazada en diciembre anterior: “una finca del Sr. Cuomo, que constaba de un chalet, una construcción aparte del comedor, y otra también aparte con una cancha de bochas; dos canchas de fútbol, una de nivel más alto pero de medidas menores. Otra más abajo de medidas mayores y una cancha de basketball. Se ofertaba entonces a $ 14.000.000 sin incluir nada de lo interior, distintos equipos para cuidar las canchas e infinidad de otros elementos. La comisión era del dos por ciento y se trataba de 11 hectáreas”. (1)
El 4 de marzo de 1968 es presentado en Directiva por parte del presidente Restuccia, el socio Esc. Pedro Cia, quien se ofreció desinteresadamente a redactar el compromiso compra venta de dichos terrenos. Al Esc. Cia se le encargaron los contactos con la parte vendedora y en la reunión de Directiva del lunes 1 de abril de 1968, el presidente Restuccia informó a sus compañeros que, según la comunicación del Esc. Pedro Cía, antes de ese fin de semana se habría de concretar la compra del campo de deportes “Nuevos Rumbos”, propiedad de SADYR S.A., ubicado en Cno. Benito Berges e Instrucciones. El trabajo del Esc. Cia fue arduo y meticuloso, ya que tuvo que desentrañar los nombres de los accionistas de una sociedad anónima, antigua propietaria del predio, para de esta manera poder adquirir sus acciones.
Así, el club decano de Uruguay, poseedor de la mayor cantidad de títulos futbolísticos en el país, propietario de la sede social más imponente y moderna, dueño de su estadio, que estaba siendo sometido a profundas remodelaciones en ese mismo momento y que acaparaba la mayor cantidad de hinchas y socios -características y condiciones que se presentan aun hoy- pasaba a ser, a partir de la firma del compromiso de compraventa de fecha 5 de abril de 1968, propietario del predio en el que se edificaría una concentración y complejo deportivo que aún hoy, y gracias las constantes actualizaciones a las que es expuesto, es modelo en Uruguay.
En las Asambleas Extraordinaria de socios del días 28 de marzo se había otorgado a la Comisión Directiva la autorización para adquirir el terreno. La cifra final que invirtió el Club fue de $ 13.900.000, “pero incluyendo todo lo que había en su interior, salvo las camas y muebles del propietario” (2). Al momento de la firma, Nacional abonó una entrega inicial de $ 2.500.000 y la cuota – parte de comisión del intermediario, que alcanzó la suma de $ 118.533.
De Delgado a Los Céspedes
En la reunión de la Comisión Directiva del 2 de mayo de 1968, el Sr. Roberto Espil (h) anunció que para la siguiente reunión tenía la intención de tratar el nombre que se le habría de poner al campo recientemente adquirido, adelantando que propondría nominarlo “Dr. José Mª Delgado” al considerar que el ex presidente -hasta ese entonces quien había permanecido más tiempo al frente de la institución- era una figura que se destacaba netamente en Nacional.
Espil admitía que podría haber otras opiniones con respecto a otras figuras meritorias y finalmente, en la sesión del 23 de mayo se suma a esta moción otra, propuesta por el presidente Restuccia, quien señaló que esta proposición podía crear problemas en cuanto a una medición de méritos entre prestigiosos ex dirigentes del Club, por lo que pone sobre la mesa el nombre que acabaría sumando la mayoría de votos: Los Céspedes.
El camino al Complejo Los Céspedes
Luego de la compra y la entrega del predio a Nacional, que se realizó el lunes 6 de mayo a mediodía, la ocupación no fue inmediata. Hacían falta algunos trabajos de acondicionamiento para poder transformar al ex “Campo Nuevos Rumbos” en un sitio de concentración cómodo para un equipo de primera división. Era necesario edificar dormitorios, una clínica médica, lugar de estar y comedor, además de sumar baños, pues los existentes eran insuficientes.
La concentración era para el Club una prioridad absoluta. Tanto es así que se llegó a manejar la necesidad de posponer otros desembolsos de dinero, como la compra del predio lindero a la sede -que se consideraba de importancia vital- en aras de dotar a Los Céspedes de las comodidades necesarias para una concentración de 20 personas. La primera estimación de costos para estas reformas insumiría, según estimativos del presidente Restuccia, entre tres y cuatro millones de pesos, aunque “la adaptación definitiva significaría una inversión de diez millones de pesos; pero puede adaptarse inmediatamente, de forma provisoria, mejorando la presentación”. (3)
La solución se encontró dentro del Club. Miguel Restuccia, junto con el capitán Antonio Brienza, pusieron en práctica las obras por el sistema de administración, empleando para los trabajos necesarios, personal del Club. Parte de los materiales a utilizar -hierro y madera- se encontraban disponibles en el Club y para la compra de los faltantes, se destinaron $ 500.000. El traslado de los mismos corrió por cuenta del vice presidente del club, Sr. Edison Oromí, Peña quien puso a disposición los camiones de su empresa.
Hacia fines de agosto las obras estaban avanzadas y se tenía la certeza de que para el 13 de setiembre estaría todo en condiciones para la inauguración de “Los Céspedes”. El plan de festejos orquestado conjuntamente con la Comisión de Propaganda, Prensa y Relaciones Públicas incluía un almuerzo criollo al que serían invitados autoridades nacionales y deportivas. También se programó, para los días previos, la invitación a socios para conocer el predio, llegando incluso el club a disponer de un ómnibus para el traslado de los interesados desde la sede de 8 de Octubre hasta la novel concentración. Si bien el costo de estos festejos iba a resultar oneroso, se consideraba que debía tomarse como “un lanzamiento publicitario que el Club está necesitando, sirviéndole de promoción para pedir luego el apoyo de los Poderes Públicos” (4)
Finalmente, el acto de inauguración quedó fijado para el sábado 14 de setiembre a mediodía. La noche anterior había tenido lugar en la sede, como continúa siendo habitual cada 13 de setiembre – recordando el primer triunfo internacional de la selección nacional representada exclusivamente por jugadores de Nacional- el homenaje a los viejos socios que alcanzaban 30 y 50 años de antigüedad . Al día siguiente de la inauguración, se disputaba el clásico por el Campeonato Uruguayo. Si bien Nacional aún no se concentraba en Los Céspedes sino en un hotel de Pocitos, toda la preparación de cara a los partidos se venía realizando en el nuevo campo de los tricolores, a cuyo frente había quedado como intendente el socio Antonio Pintos, transformándose así en el primer intendente del complejo.
La noche previa al clásico del 15 de setiembre estaba previsto que el plantel entrenara y pasara la noche, por primera vez, en el campo de Los Céspedes, pero dado que el mismo día se decidió la inauguración del predio, los jugadores entrenaron intensamente en la mañana y luego se trasladaron al Hotel Ermitage, donde quedaron concentrados para el partido del domingo.
La jornada en Los Céspedes se limitó a: «oxigenación, vestuario adecuado y al campo, para trabajar con relativa intensidad» (5), en un sitio que «trasmite un formal optimismo al deportista. Verde por todas partes, muchas flores, algo realmente magnífico accesible aun para el atleta habituado a las reuniones multitudinarias» (6)
En los días previos a la presentación oficial, la prensa informaba ya sobre el “fabuloso ahorro(…) del orden de los cien mil pesos mensuales” (7) que significaría para Nacional el centrar sus actividades en Los Céspedes. El diario La Mañana expresaba, al día siguiente de la inauguración -que contó con la presencia del único sobreviviente de la familia Céspedes, Ernesto- , que “Nacional ha encontrado fuerzas para consolidar su estructura institucional, a un nivel que le convierte en la asociación civil más poderosa del país”.
Al acto de inauguración asistieron invitados especialmente, dirigentes deportivos, miembros de las sub-comisiones, el Intendente de Montevideo, legisladores y otras autoridades nacionales. Se aprovechó la ocasión para homenajear al Esc. Pedro Cia, en reconocimiento a su aporte en los trámites vinculados a la escritura del terreno.
En la Memoria y Balance de 1968 se hacen referencias elogiosas a la compra de Los Céspedes. Según el texto “es unánime la opinión de propios y extraños en cuanto al acierto, la extraordinaria utilidad que ya presta a la Institución, luego de las mejoras realizadas con posterioridad a su adquisición, como campo de entrenamiento y concentración del plantel principal de fútbol. Además es unánime también la opinión en cuanto a las extraordinarias proyecciones de futuro que ofrece ese predio, coincidiendo todos en que ha sido una excepcional inversión realizada por la Comisión Directiva a un precio excepcional, ahorrándose grandes sumas que se invertían en concentraciones”.
Cincuenta años después de esa fecha trascendente en lo patrimonial y deportivo, el Complejo Los Céspedes sigue siendo el centro de concentración y entrenamiento más avanzado de Uruguay, y su constante mejora y crecimiento no hacen más que continuar despegándolo del resto de los predios destinados para estos fines por los diversos clubes del país.
Comisión de Historia y Estadística
Apéndice
Sobre Cuomo, CUOPAR, SADYR S.A. y Nuevos Rumbos
Puede llamar la atención la existencia de diferentes nombres vinculados a un mismo predio. El Sr. Cuomo al que se refiere Restuccia, era el responsable -junto a Pardiñas- de la textil CUOPAR (cuyo nombre deriva de la conjunción de ambos apellidos).
El nombre SADYR S.A. Así como la denominación del campo como “Nuevos Rumbos” es la forma en que se menciona en todas las actas a los propietarios del predio comprado por Nacional. En la prensa de la época, se habla de las instalaciones de Camino Berges e Instrucciones como las de “el ex club Nuevos Rumbos”. De actas se desprende que existía un vínculo entre CUOPAR y Nuevos Rumbos. Esto queda explícito ante el pedido a la Comisión Directiva de Nacional por parte de los empleados de CUOPAR, de fecha 23 de mayo de 1968, de una autorización para utilizar, los días 26 de mayo y 2 de junio, el terreno de juego de “Nuevos Rumbos”, lugar en el que habitualmente realizaban sus partidos. Solicitud que fue rechazada por las autoridades del Club.
SADYR S.A. Era una sociedad -copartiente del terreno de Los Céspedes- que, al momento de la compraventa se hallaba en liquidación.
(1) Mi vida y alguna de sus historias. Miguel A. Restuccia, 1999.
(2) Ídem
(3) Acta del 25 de abril de 1968
(4) Acta del 29 de agosto de 1968
(5) La Mañana, 14 de setiembre de 1968
(6) Ídem
(7) El Diario, 12 de setiembre de 1968
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