Por decano.com
7 Mar 2014
opinión

El primer presidente del club era futbolista del mismo. Así como el segundo…y el cuarto. Hoy esto es algo impensable, como debería ser el no contar con un Gerente General.

Hace unas semanas, dejó su cargo el Sr.  Daniel Benedetti, Gerente General que había iniciado sus funciones en julio del 2011, durante el mandato de Ricardo Alarcón.

El Licenciado en Administración Daniel Benedetti, llegó a Nacional en medio de una campaña tendiente –según se anunció en su momento- a la profesionalización del club. Más allá de la idoneidad o capacidad de Benedetti para cumplir su función, lo cierto es  que, más de dos años después de iniciada su gestión son muy pocas las cosas que se podrían tildar como avances en la profesionalización. Los pasos que se han dado hacia una mejor respuesta en varias áreas, responden más a impulsos personales de directivos, dirigentes o integrantes de las diversas comisiones, que a un plan estructurado del cual el G.G. es cabeza,  ideólogo e impulsor, amén de participante.

La pregunta surge sola ¿Daniel Benedetti incumplió con sus funciones o careció del apoyo y libertad necesarias para llevar adelante sus ideas? Tal vez haya un poco de cada una, pero lo que nos preocupa y concierne a los hinchas, hoy, es la segunda ¿Cuáles son las tareas que debería encarar un Gerente de un club de fútbol con la grandeza y las necesidades de Nacional? Y más aún ¿existe la disposición de otorgarle libertad al profesional que venga a desempeñar el cargo?

Todo esto parte de la base de que, efectivamente, desde el club exista la intención de cubrir la vacante dejada por Benedetti. Esperemos, por el bienestar y el crecimiento de nuestra institución, que esto sea así.

¿Para qué un Gerente General?

La figura del GG, así como la de los jefes de las demás gerencias o áreas que conforman –o deberían conformar- la estructura de un club de las proporciones de Nacional está asociada a la gestión del día a día. El GG de Nacional debe ser un profesional conocedor de todos los ámbitos que estén bajo su dirección. Es imprescindible que le dedique una carga horaria no menor a las diez horas, porque Nacional no se termina cuando llegás a tu casa, y eso lo sabe bien el hincha, por lo que, más que un plus, la condición de hincha del club debería ser una condición “sine qua non”, a la cual debería sumar: capacidad comercial, de gestión, de decisión, administrativa, financiera y mil etc. más.

Me quiero detener en una frase que le escuché una vez al Cr. Álvaro Paz: “Hoy el mundo cambió, y el mundo del fútbol mucho más. Si seguimos gestionando al club como hace 25 años vamos a seguir ganando lo que ganamos internacionalmente en estos 25 años, o sea nada”. Coincido. Debemos estar alerta y dispuestos a identificar nuestras carencias y actuar en consecuencia. Uno de los puntos flacos en Nacional, es la sub-explotación que hay en varios rubros: sponsorización (camiseta, club, GPC, web oficial, etc.), merchandising, y TV son los más evidentes. Necesitamos construir en algunos casos y potenciar en otros esta formidable fuente de ingresos que hoy tenemos casi olvidada. Para eso necesitamos de un Gerente General, para identificar carencias y aciertos, para superar las unas y potenciar los otros. Para organizar basados en un plan establecido y atender el día a día de la institución más importante del fútbol uruguayo.

Siempre hay un pero…

En este caso, es a favor de quien ocupe ese cargo. Es imprescindible que el elegido –porque espero que se esté a la búsqueda de uno- cuente con el apoyo de la Comisión Directiva, así como una debida autonomía, independencia y poder de decisión. De lo contrario no sirve de nada esta figura. La CD debería definir/aprobar junto a él un plan para cada proyecto y dentro de la tarea del GG estará el rendir cuentas de los avances. No es cuestión de quitarle potestades a la CD, sino de ubicarla a un nivel más general en lo que refiere a las decisiones que se tomen en el día a día del club y no en los aspectos menores.

Para esto es imprescindible un cambio cultural y de cabeza en la CD, que deberá ir acompañada por el apoyo y la comprensión de la masa social. Los Directivos deberán comprender que su tarea es la de delinear y velar por los lineamientos generales de su gestión y aprender a delegar funciones y decisiones en el GG. El tiempo y esfuerzo de la CD debería estar centrada en proyectos ambiciosos y a largo plazo, no en la gestión diaria del club. La CD debe conducir los destinos de Nacional, para eso fue votada y, tratándose de cargos no rentados se hace absolutamente necesaria la optimización de sus tiempos. Es impensable –pero sucede- que los Directivos dediquen parte de su tiempo a la discusión, semana tras semana de la fijación de precios. Los precios, horarios y puntos de venta de todo el año deben estar acordados antes del inicio del campeonato, y en ninguna de éstas decisiones es necesaria la intervención de la CD. Éste es solo un ejemplo de tiempo desperdiciado. Hay muchos más.

En definitiva, el planteo no pasa por considerar a la CD incapaz de cumplir con algunas –o todas- las funciones que se le deberían adjudicar a un GG. Por el contrario, confiamos en su capacidad de supervisarla, la intención es lograr que el club avance en el camino de la profesionalización –el único que nos asegura obtener sucesos en el futuro- de una forma más rápida y sencilla, además de probada. La respuesta, a mi entender, está en la correcta adjudicación de tareas, ítem que deberá ir acompañado de la más absoluta confianza en el elegido para desempeñarlas.

Ernesto Flores

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