En las buenas, y en las malas mucho más, como canta la que nunca abandona.

En el año 99 podías entrar a Decano por Netscape, Ópera 2.1 o Internet Explorer 4. Para hacerlo, primero tenías que conectarte a Internet a través de lo que se conocía como “dial-up” -término que los que no llegaron a ver jugar a Rúben Sosa seguramente desconozcan- y que implicaba un ruido espantoso en el momento de la conexión.

Si eras afortunado de tener una PC con Windows 98, probablemente fuera un poco más potente que la de tu vecino que era Windows 95, pero tu disco duro tenía una capacidad de 8GB con 64MB de memoria RAM. Sí, megas.

Tu juego favorito era el FIFA 98 que lo instalabas con 10 Disquettes -otro término demodé- de 3 1/2 y pasabas también tu tiempo jugando al Duke Nukem. Algún juego lo conseguías en Disquette 5 ¼ y una lectora de CD salía aproximadamente 50 dólares. La grabadora era un lujo impensado.

En ese ratito en el que podías estar “navegando” la Web mientras ocupabas la línea telefónica de tu casa, descargabas las fotos de Decano para luego poder mostrarle a tu abuelo que hoy ya no está. Tu hijo no estaba en los planes siquiera, es más, aún no conocías a tu pareja.

Todo eso pasó y Decano sigue siendo parte de tu vida, sigue siendo parte fundamental de la nuestra y sigue estando al lado de Nacional sea cual sea la circunstancia. En las buenas, y en las malas mucho más, como canta la que nunca abandona. 

Hoy tu hijo te reenvía la foto del festejo de un gol por WhatsApp y al ratito de haber salido del Parque y para jugar algún juego de tu época descarga un emulador porque ya no existe más.

Salud gente, felices y agradecidos de que acompañen nuestro laburo desde hace veintiún años. Por muchos más. 

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