Jugadores poco respaldados por el colectivo dan como resultado niveles bajos. Mucho por mejorar.
Ignacio Suárez: solo pudo observar el cabezazo inapelable de Diogo. Algo impreciso en los saques largos.
Emiliano Ancheta: en un esquema sin punteros, volvió a quedar en evidencia su floja gestión con la pelota y el timing de sus subidas para dar amplitud.
Sebastián Coates: volvió a su nivel habitual y dejó en claro que la velocidad no es todo. Lectura a campo abierto y durísimo en el 1v1. Buen cabezazo para convertir el empate.
Julián Millán: falló en el gol de Plaza al medir mal el salto. Le giraron en muchas oportunidades y no fue diferencial desde el pase en la salida.
Diego Romero: voluntarioso, poco más. Aunque con más energía que su compañero por derecha, no es lateral que reemplace lo que da un wing.
Christian Oliva: algo menos fino con la pelota con respecto al semestre pasado, pero sigue siendo imprescindible sin ella. Habría que ayudarlo un poco más en transición. Un pulpo, igualmente.
Luciano Boggio: se dijo: es más un interior que doble 5. El más favorecido por el esquema. Desdoblando por dentro y siendo el principal apoyo sobre las bandas. Disfraza mucho de lo mal del funcionamiento colectivo.
Jeremía Recoba: otra vez como interno, quizás es la posición en la cual mejor se pueda desarrollar pensando en su futuro, pero es un futbolista que depende muchísimo del funcionamiento colectivo. Y hoy es lo que es.
Mauricio Pereyra: flojo. No estuvo fino en pases sin demasiada dificultad, y no tuvo su habitual influencia de atrás hacia adelante.
Nicolás López: un buen inicio que se vió diluido por su poco compromiso sin la pelota. Lo necesitamos más activo, encendido y prendido al partido. Hay veces que «no está».
Diego Herazo: disminuido físicamente. Sin su habitual compromiso gastando a los zagueros o marcando la profundidad, su presencia se ve reducídisima.
Nicolás Rodríguez: ingresó como lateral por derecha para el complemento. Tuvo algunos buenos golpeos de pelota quieta, incluyendo el del córner en el empate. Flojo asociándose.
Lucas Villalba: entró para que todos se pregunten porqué salió. Punzante y buscando la pierna de su marcador. El equipo agradece la profundidad por fuera que da, y su buen golpeo de centro lo hace completísimo.
Rómulo Otero: el venezolano tumbó la puerta para ser titular. Ingresó para ordenar a Nacional desde el eje del mediocampo, y se dió el lujo de estar cerca del gol en algunas oportunidades. Muy buen ingreso.
Gonzalo Petit: no tuvo muchas oportunidades dentro del área más que en un encuentro con el arquero sobre el borde lateral. Algún día sería bueno verlo en un contexto positivo.
Bruno Arady: lo que más destacaba su madre: personalidad. Arrollador y con ganas de más y más. Deja detalles que permiten entender porque es el juvenil preferido de Lasarte.
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