Una gesta jamás superada

El 30 de julio de 1980 en tierra brasileña ocurrió un hecho nunca más reiterado en la historia del fútbol sudamericano.

Ese día -procedentes de todos los rincones de la República Oriental del Uruguay- arribaron a la ciudad de Porto Alegre entre 20 y 25 mil hinchas del Club Nacional de Football. La ciudad brasileña fue “tomada” en sus calles y en especial ya en la noche portoalegrense, el estadio Beira Río.

El Decano uruguayo enfrentó al local Internacional en la primera final de la Copa Libertadores de ese año.

De esta forma la recordó Xosé de Enríquez en el libro “Hacia el campo van los albos”:

La «toma» de Porto Alegre y la Copa

En la primer final por la Copa «Libertadores de América», de 1980, ocurrió un hecho sin precedentes en la historia del fútbol uruguayo. Como no podía ser de otra manera lo protagonizó Nacional y su incomparable parcialidad. El equipo que iba a disputar el partido «de ida» llegó a la Capital del Estado de Río Grande do Sul, acompañado por ¡20 mil compatriotas! que coparon las calles de la ciudad y sacudieron las tribunas del «Beira Rio», pero con respeto y sin agravios. Fue una verdadera patriada, que sólo pudo llevarse a cabo en el marco de ese proceso iniciado por Nacional, que además de devolverle la confianza y la esperanza a la hinchada, abrió nuevos cauces para un fútbol que se hallaba en un callejón sin salida. Más allá del resultado, lo de Porto Alegre fue un acontecimiento histórico, pero que estuvo acorde con esa coyuntura generada principalmente por los resultados deportivos de un equipo que creyó en sus fuerzas hasta el último momento.

Con los veinte mil hinchas que protagonizaron la «toma» de Porto Alegre en las tribunas, Nacional se alzó con un valioso empate que le permitió avizorar con relativa tranquilidad la revancha del 6 de agosto.

Testigos de aquel 0 a 0 en el «Beira Rio» aseguran que Nacional jugó uno de los mejores partidos de la Copa, con un primer tiempo brillante. Hubo, incluso, un clarísimo penal a Washington González, que el juez argentino Romero pasó por alto.