El club siempre es de los socios

Antes de recibir ataques cruzados aclaro la intención del título. El Club Nacional de Football -por estatuto y al igual que la enorme mayoría de los clubes en el mundo-pertenece a sus socios.

Con esto no pretendo menospreciar ni ignorar los aportes y la adhesión de esa enorme masa de tricolores que son hinchas pero, por distintos motivos, no integran el registro societario.

¿A qué voy con lo del título? A que hemos asistido en los últimos días a una interminable serie de quejas y recriminaciones en lo que refiere a las decisiones tomadas desde directiva. O las no tomadas aún, que es lo mismo. A muchos nos gustaría que Nacional incorporara lo necesario, terminara el Parque e hiciera una concentración modelo. Seguramente, cada uno tendrá sus ideas acerca del camino y las decisiones que debería adoptar el club.

A mí me gustaría -es más, creo que es lo que hay que hacer- que se amplíe el GPC, se teche, se adquieran todos los predios circundantes para hacer un estacionamiento para 30.000 vehículos, se instale una cafetería y varias tiendas donde comprar merchandising. Que los visitantes de los cruceros -y los de a pie- tuviesen una visita guiada por el «Primer Estadio Mundialista» y dejaran sus dólares para sumar a la caja del club. Que se invirtiera más y mejor en formativas, que no nos desprendiéramos de nuestros valores así podríamos contar con Luis Suárez, Nicolás Lodeiro, Gustavo Munúa, Gonzalo Castro, Nicolás López, Facundo Píriz y tantos etcéteras en su plenitud. Que no vayamos a la cola de los desechos a la hora de contratar y que si necesitamos un enganche, o un zaguero, así como un DT, contratemos a la opción «A» y en el peor de los casos, la «B».

Seguramente usted tendrá también sus planteos, según los cuales, Nacional rápidamente accedería a la cumbre deportiva e institucional que sin duda merece. Pero -siempre hay un pero- ni usted ni yo podemos aportar la manera de revolucionar al club de tal forma sin dejar un tendal por el camino. Todos somos responsables de las victorias del club. No tengo dudas de eso, pero también todos debemos ser responsables de su ordenamiento, o al menos, de no desordenarlo. Nacional institución se debe manejar como una empresa. O como su casa, o la mía. A mí me gustaría tener un plasma, un buen equipo de audio y la mejor educación para mis hijos sin reparar en gastos. También me gustaría cenar afuera todas las noches y no tener que lavar los platos antes de acostarme. Pero tengo un presupuesto -entiéndase compromisos contraídos- y no me puedo apartar completamente de él. Sí me permito, cada tanto, hacer alguna locura, a cuenta de un dinero extra por cobrar o, si ando en una etapa de prudencia, espero hacerme de ese dinero imprevisto y gastarlo en mejoras. O en salidas. Pero no es la regla. Para garantizar el bienestar de quienes me rodean, primero debo cumplir con mis obligaciones, ser ordenado. Nacional también tiene un presupuesto. Paga UTE, OSE, IMM, seguros y tiene arriba de 130 funcionarios -sin contar cuerpos técnicos y deportistas de cada una de las disciplinas y categorías- a los que debe cumplirle sus haberes. Eso también es parte de la grandeza del club.

Por eso, cuando exigimos, tenemos que ser conscientes de que  detrás de cada compromiso hay obligación de cumplirlo. No puedo contratar internet de 3GB y para pagarlo dejar de lado la cuota del colegio. O la del club. Nuestra responsabilidad y nuestros reclamos tienen un lugar anual de encuentro -la Asamblea de Socios-y  las autoridades se renuevan cada tres años en las elecciones. Ahí es donde tomamos la decisión que habrá de acompañarnos en el siguiente período. Como no podemos juntarnos todos los socios a debatir en una plaza pública, le encomendamos esa función a los directivos que elegimos. Que se van a equivocar y van a acertar, tal vez en la misma proporción. O más de un lado o del otro, pero que lo van a hacer -seguramente- convencidos de que lo que hacen es lo mejor para Nacional. Esperemos y confiemos en aquellos que elegimos para dirigir al club, que no será otra cosa que confiar en nuestro criterio.

Miguel Ángel Rey
decano.com