Se complicó la clasificación

Nacional perdió un partido increíble luego de haber empatado sobre el final, y ahora para el pase a octavos ya no depende de sí mismo.

Superados. Veníamos de dos partidos jugando muy mal, pero consiguiendo el resultado, pero desde este espacio decíamos que había que mejorar mucho porque no todos los partidos se podían ganar así. Y llegó el golpe que no queríamos para darnos cuenta. Lo primero que hay para decir es que no se entiende el cambio de postura estratégica que sufrió el equipo. Desde el inicio del proceso de Pablo Repetto destacamos la notoria mejora que tuvo Nacional en lo que refiere a la marca. El Decano realizaba presiones en cancha rival, de manera coordinada y recuperaba muchos balones cerca del arco rival. Eso hacía que se generaran jugadas de gol por sorpresa al recuperar la pelota en tres cuartas cancha, y además que los rivales tuvieran pocas chances de gol en el propio. Desde hace tres o cuatro partidos, el conjunto tricolor comienza los partidos replegados, esperando para contragolpear, y además se perdió la marca coordinada. Se sale de manera individual a recuperar sobre la pelota, pero sin respaldo ninguno, y eso hace que corramos mucho detrás de la pelota, y lo peor es que se recupera muy poco. Este cambio es notorio y a nuestro entender inexplicable porque es un cambio que viene desde el técnico y desde la estrategia a aplicar. Lo que se hacía era de lo mejor que tenía el equipo, y ahora ya no lo tenemos. Esto es lo que pasó en el primer tiempo. Vélez tuvo el balón, movió la pelota, y el Bolso corrió atrás, de manera individual y sin poder hacerse del balón. Pese a esto, convertimos un gol, pero se veía venir que en cualquier momento caía el empate y así fue sobre el final de la primera mitad, para irnos al descanso igualados. 

Mejoramos al principio, para caer de vuelta. La segunda mitad pareció tener un cambio de posición en el inicio. Nacional salió algo más adelantado y durante algunos minutos presionó en cancha rival y volvimos a tener buenos momentos en cancha. Pero de a poco se fue diluyendo para volver a replegarse. El conjunto rival se hizo de vuelta de la pelota y nos comenzó a generar peligro, hasta que en un córner convierte el segundo. A partir de allí, en base a empuje, a contagio desde la tribuna, y a esfuerzos individuales vino el empate en un penal que provino de un córner. Gol de Emmanuel Gigliotti en el minuto 90 y a esa altura parecía un buen negocio, ya que, si bien era bueno ganar, el empate nos dejaba dependiendo de nosotros para la clasificación. Pero vino la locura y el descontrol. Nos fuimos arriba a tratar de ganarlo a los pechazos, y estuvo cerca. Gigliotti lo tuvo dos veces y no se pudo. Pero cuando debió primar la tranquilidad para al menos no perder el partido, primó la inexperiencia y varios de la línea final, y llegó el gol del triunfo velezano, cinco minutos pasada la hora. Imperdonable.

Se desmoronó todo lo bueno. Desde el inicio vimos cosas interesantes en el juego de Repetto que no daban los resultados que merecía. Se presionaba en cancha, rival, se era protagonista con la pelota, se marcaba de manera coordinada y con respaldos, se triangulaba por las bandas. Todo eso, y desde hace tres o cuatro partidos se perdió. Incluso llama la atención, porque parte de esas cosas son estratégicas y planificadas, y también fueron modificadas. Por ejemplo, hoy nos replegamos y esperamos para salir de contragolpe. Ahora ya no se depende de sí mismo para pasar de fase. Hay que ganar, algo que si seguimos jugando como este miércoles parece difícil, y además esperar un resultado favorable de Estudiantes, algo que parece más difícil aún. Pero lo peor y más preocupante es lo propio. La baja en el juego, la modificación en las estrategias. Porque estamos a tiro en lo local, y seguramente este golpe, sumado a la baja producción futbolística nos puede afectar. Ojalá que no sea así, se mejore y se gane. Hace tres partidos que no sucede. 

Hoy más que nunca, ¡arriba Nacional, carajo!

Diego Ávalo