Por Cecilia Ocretich
13 May 2020
aniversario
Nacional

Que suene fuerte desde la ventana, en el patio o en el balcón ese grito del alma: “Nacional nomaaaa”.

Un compañero del sitio me preguntó si tenía ganas de escribir algo referente al nuevo aniversario del nacimiento del Club más grande del país. Y pensé en lo difícil que resulta conmemorar algo en estos tiempos de tanta incertidumbre pero especialmente de distanciamiento social, cómo festejar la mayor pasión popular sin poder encontrarnos.

Entonces se me ocurrió imaginar qué hubiera sucedido con algunos acontecimientos que forjaron la historia de Nacional si hubieran ocurrido justo en un momento así: no hubiera existido el éxodo a Porto Alegre en el ´80 porque las fronteras hubieran estado cerradas, la gira europea de 1925 -la más extensa y gloriosa de un club sudamericano en el "Viejo Continente" en la historia- se hubiera cancelado por temor de los europeos a que los sudamericanos llevaran de nuevo el virus hacia allí, Prudencio Reyes hubiera tenido que ir usando “tapabocas” a inflar los balones en las prácticas y sus gritos no hubieran sido recordados para la posteridad, Abdón Porte no hubiera podido salir de su casa para ir al Gran Parque Central a despedirse de su más grande amor y de este mundo y los estudiantes que se reunieron en la casa de Ernesto Caprario un 14 de mayo de 1899 hubieran tenido que postergar su sueño de fundar el primer club criollo y democrático. 

Porque si hay algo por lo que el fútbol nos gusta tanto es porque representa justamente eso tan necesario, una gran expresión de sueños colectivos: de transmisión de historias de generación en generación, de idas al Estadio con amigos, de abrazos con desconocidos; en definitiva, de la pasión, que es el motor de la vida.

No posterguemos los sueños entonces. La hinchada más fiel y seguidora ha sabido reinventarse en innumerables ocasiones y levantarse de las situaciones más difíciles y esta no será la excepción. Salú pueblo tricolor, esta vez toca celebrar a la distancia el saberse parte de una causa tan noble, de esas por las que vale la pena luchar todos los días codo a codo. Que suene fuerte desde la ventana, en el patio o en el balcón ese grito del alma: “Nacional nomaaaa”.

Cecilia Ocretich




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