Por Manoel Castanho
13 Jul 2016
especial2016
Seguridad

El gobierno hizo saber el lunes a la Asociación Uruguaya de Fútbol, a Nacional y a Peñarol su disconformidad con el no cumplimiento de las medidas de seguridad prometidas.

El gobierno anunció que "en las condiciones actuales se encuentra en riesgo el comienzo de la próxima temporada y la normal continuidad del fútbol en nuestro país, dependiendo del futuro accionar de la AUF y los clubes que la componen".


El párrafo anterior parece ser de hoy, pero fue publicado por Referí el 12 de enero. A cada año pasa lo mismo. Antes que empiece un nuevo campeonato uruguayo, hay  drama. La seguridad, el Ministerio del Interior, las cámaras, la mutual, los impagos, los acuerdos, y si uno sigue leyendo los diarios, es tomado por la angustia y piensa que el campeonato no va a empezar. Sin embargo, siempre empieza.

La discusión sobre seguridad se volvió a poner sobre la mesa ni bien finalizó el más reciente campeonato uruguayo. Parciales de Peñarol invadieron la cancha y, expresa Referí, “no solo no se pudo premiar allí a los jugadores y al cuerpo técnico con las medallas, sino que los mismos no pudieron dar la vuelta olímpica como todos querían”. Antes de mirar a la otra vereda y gritar “¡infelices!”, recordemos apenas que en la final del año anterior esta misma parcialidad tiraba piedras a una ambulancia y cuando esta entró al campo de juego, el árbitro determinó el final del partido. El club fue sancionado con la risible pérdida de 1 punto en la tabla anual de un campeonato ya concluido.

En un comunicado oficial, Peñarol pidió reglas claras. En respuesta, el Ministerio del Interior dijo que sin reglas claras será muy difícil que comience la próxima temporada. Es aquel drama de todos los años que se resuelve sin resolverse nada faltando poco para empezar el campeonato. Y que también se resuelve sin dejar claro, por ejemplo, cuáles son las canchas que pueden recibir partidos de los grandes, dejando espacio para decisiones desiguales.

El tema de las cámaras de seguridad es otro tema del que se habla desde 2009 y no se resuelve nunca. Con la inauguración del estadio DDS (Después de un Siglo), se estima un número bastante menor de partidos en el estadio Centenario y la AUF quiere instalar menos cámaras en locales de menos acceso – por ejemplo, algunos portones de la tribuna Olímpica que no serían habilitados. Sin embargo, para los clubes grandes, el costo de la instalación de cámaras sería de 1,4 millón de dólares. Y así el problema se va pateando hacia un costado.

La Mutual es otro capítulo aparte. Según publicó Tenfield, “el gremio estaba dispuesto a paralizar las actividades si no se cumplía con lo pretendido, mientras que los clubes, y hasta Wilmar Valdez, no descartaban la inactividad por el resto del año como salida, y comenzar de cero a partir de enero de 2017”.

La Mutual siempre está dispuesta a todo, no hay que desconsiderar esto. Hay que recordar el campeonato que fue parado en la segunda fecha porque Peñarol no pagaba lo que debía al ex jugador Darío Vera. Al final, para que el fútbol pudiese volver, el empresario Gerardo Arias puso el dinero necesario.

Volviendo al presente, el tema de conflicto esta vez eran los contratos por menos de un año, debido a que habrá un torneo de transición para adaptar el calendario. Hubo opciones para destrabar el conflicto, una de ellas era que estos contratos de menos de un año se hicieran entre agosto y diciembre de 2016 (torneo de transición) y otra era que se hicieron el año que viene. Para espanto de la lógica, la Mutual y los representantes de clubes prefirieron realizarlo el año que viene.

Por último, está el tema de la policía. Nacional, Peñarol y la AUF quieren que la policía esté dentro de los estadios. "Un clásico tiene riesgo y es impensado que en una tribuna como la Olímpica compartida, se pueda solventar solo con la guardia privada de los clubes, debe haber presencia policial", dijo Pablo Durán a la radio 1010 AM. El Ministerio del Interior argumenta que el fútbol es un espectáculo privado y la seguridad tiene que ser proporcionada por el organizador. ¿Y qué decir de la gente que va a los baños en la tribuna Henderson y es robada? (Por cierto, no es una situación nueva, ya pasaba en la Ámsterdam, incluso con armas blancas)

En Brasil – no que mi país sea ejemplo para nadie, pero apenas a modo de información y comparación – hay estados en los que los clubes pagan una tasa (calculada en horas de trabajo, generalmente cinco, y cantidad de policiales) y la policía trabaja dentro del estadio. Pero recientemente en el estado de São Paulo los clubes pusieron el grito en el cielo porque la tasa fue  aumentada.

Al fin y al cabo, como por mágica, siempre las situaciones se resuelven (o no) y entonces se mueve se mueve, se juega se juega. Pero esto no se hace sin un costo. El arte de empujar problemas proporciona que el fútbol se juegue. Se resuelve el problema en corto plazo. Y los problemas permanecen – y en algunos casos, la no resolución sumada a la demora tiene un costo más grande que el de hacer las cosas bien.

Manoel Castanho





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