Recuerdos que no voy a olvidar

Comenzaba la temporada 2011-2012 cuando recibí una llamada de Raúl Recoba (padre del Chino) que me quería hacer un pedido.

Comenzaba la temporada 2011-2012 cuando recibí una llamada de Raúl Recoba (padre del Chino) que me quería hacer un pedido. Raúl había trabajado en el club en forma honoraria para las formativas durante varios años, inclusive involucrando a su familia (esposa e hija) quienes los días de partido de los juveniles se encargaban de la cantina, haciendo tortas fritas y vendiendo refrescos. Lo recaudado se destinaba para los juveniles. Ahí hicimos con Raúl una linda amistad.

¿Cuál era el pedido? Raúl quería ver la posibilidad de que el botija (como lo llamaba) pudiera venir al club. El botija era el Chino Recoba que había jugado la temporada anterior en Danubio con poco suceso, y quería una posibilidad en Nacional, que quería ser campeón y tener una revancha en su regreso al fútbol uruguayo. Le respondí que no lo conocía al Chino como persona, que sabía que podía rendir mucho, que estaba despegado del resto, lo había demostrado en toda su carrera, pero… que mis dudas eran si realmente el quería ir por la gloria y dar una mano desde cualquier lugar, juegue o no juegue, estando en el banco o fuera del plantel. Me dijo que el Chino era un botija espectacular y que antes de terminar su carrera quería que los hijos lo vieran campeón, jugara o no jugara iba a colaborar con el plantel y con el club.

Lo note a Raúl muy convencido de lo que decía sobre su hijo, me convenció que esa era realmente la idea de la Flia. Recoba. Le pedí entonces que llamara a Ricardo Alarcón, ya que antes que yo lo hiciera, quería que el Presidente escuchara con el sentimiento que el padre hablaba de la situación y de su hijo.

Luego llamé a Marcelo Gallardo y le comenté el hecho; hablé con Alarcón -que ya había escuchado el pedido de Raúl- y acordamos hacer una reunión entre los cuatro. Al día siguiente estábamos reuniéndonos: Alarcón, Gallardo, el Chino y yo. Con Marcelo y Ricardo compartíamos las mismas dudas. ¿Por qué deseaba volver? ¿Qué había pasado en Danubio, equipo que al que le estaba muy agradecido?

La reunión fue muy amena, nos encontramos con un Chino Recoba muy cálido, muy humilde, ubicado, y con un deseo enorme de jugar en el club y ser campeón. ¡Y que lo viera su hijo! Sin ninguna exigencia, de nada, ni en lo económico ni en lo deportivo...Gallardo, que hasta ese momento había hablado poco y escuchado mucho, fue el primero en hablar: “Chino te quiero en el plantel, me convenciste, me haces acordar a mi en los últimos años de mi carrera". Allí nos dimos cuenta que la última persona –y la más importante- para estar convencida ya lo estaba. Sería su DT.

Continuamos hablando de fútbol, sobre como seguir para adelante, y acordamos que a la brevedad se integraría a los entrenamientos. Le pedimos  que no hiciera declaraciones para salir con la noticia preparada, por todo lo que la figura de Recoba generaba. Recuerdo que tuvimos una reunión con la agencia de publicidad que nos manejaba en ese momento, y después que el Chino parecía estar en una clase (a mi me daba un poco de vergüenza). No podía creer su humildad, escuchando los procedimientos y cómo debía manejarse de ahora en más respecto a la comunicación.

Cuando término la "clase", para romper el hielo, le hice una broma y le dije: “ahora Chino, que ya término la clase y empezás mañana a entrenar, tenemos que hacerte un pedido. El club económicamente no esta en su mejor momento, ¿podes poner un par de palos verdes como préstamo?" Me miro serió y me dijo: "Y bueno, si, no hay problema". Nos reímos el resto que estábamos en la reunión y recién en ese momento se dió cuenta que se trataba de una broma.

Comenzó a entrenar, siempre sumó, desde el primer día. Era como hasta tímido, muy respetuoso del club, de sus compañeros y la prensa. Recuerdo que una persona muy importante en Nacional, cuando lo vio entrenar en los primeros días, me dijo que si jugaba 10’ le hacía un monumento.

Una pasada de factura -que nunca faltan en el fútbol- y te tenés que hacer cargo. Esa anécdota y la primera llamada de Raúl fue lo primero que se me vino a la cabeza el día que salimos campeones con un gol suyo, sin olvidarme de los goles olímpicos y del gol clásico en la hora, que nos llevó directo al campeonato.

Daniel Enríquez