Las diferencias están a la vista

Mientras Nacional no entrega más localidades a los cuadros chicos porque las necesita por sus socios e hinchas, éstos lo hacen por venganza.

Desde hace un tiempo, cada vez que un cuadro chico llega al Gran Parque Central, este protesta por la cantidad de localidades que se les brinda y por el lugar asignado. Pretenden en general una cabecera completa para sus hinchas, algo totalmente ilógico desde todo punto de vista. Al no haber obtenido lo solicitado, llegó  la “venganza” poniendo a disposición 500 o 600 entradas para los hinchas tricolores.

¿Cuál es la diferencia entre las actitudes de los cuadros chicos y la de Nacional? La respuesta está a la vista frente a los ojos de cualquier concurrente a los estadios o cualquier televidente: la tribuna frente a las cámaras de televesión vacías. Mientras Nacional necesita de la mayor cantidad de localidades posibles para sus propios hinchas y socios, los cuadros chicos inhabilitan una tribuna que queda vacía, generalmente la tribuna más grande, generando un espectáculo patético visualmente. Una simple venganza motivada por la protesta de sus propios hinchas que poco tiene que ver con lo racional. 

Tampoco han aceptado la posibilidad de adquirir un cierto porcentaje de entradas para que Nacional pueda entregarles una tribuna completa sin perder dinero. Tal fue el caso de Defensor Sporting, que pretendía se les brindara la Tribuna Héctor Scarone completa para los 600 hinchas violetas que terminaron concurriendo al Gran Parque Central. Algo que no sucede en ninguna parte del mundo.

El lugar asignado a los clubes visitantes es el mismo que asigna cualquier institución del mundo. Un sector pequeño detrás del arco. Así lo hacen River Plate o Boca Juniors de Argentina, Barcelona o Real Madrid de España y podría seguir dando ejemplos. Es lógico, las mejores localidades y la gran parte de las mismas deben destinarlas a sus propios socios e hinchas que son los que sostienen económicamente al club y los que realmente tienen que tener prioridad, salvo que sus propios hinchas no llenen ni dos tribunas como sucede con los chicos del Uruguay. Quizás puedan tener algo de razón en cuanto a la visibilidad del mismo. Pero en este aspecto Nacional no tiene responsabilidad ninguna. Los vallados existentes que dificultan la visión han sido exigidos por el Ministerio del Interior para garantizar la seguridad, algo que no depende del Decano del Uruguay, y que en reiteradas ocasiones ha intentado quitar, sin éxito por la negativa de la policía. 

Lo escrito en un principio: las diferencias que motivan las decisiones en cuanto a localidades y lugares asignados a los equipos visitantes están a la vista. Los cuadros chicos actúan más como un chiquilín vengativo al que le robaron su chupetín que como una institución seria y profesional que razona y piensa sus decisiones. Será difícil crecer a nivel internacional si no elevamos la mira y seguimos actuando con “chiquitas” que solo perjudican el fútbol y el espectáculo. 

Diego Ávalo
decano.com