Por Recibimos y publicamos
19 Ago 2014
Cecilia

Los niños esperan regalos en su día. Los grandes también aunque no lo quieran reconocer.

El domingo templado, el cielo celeste, el  aire perfumado de los olores propios de la tarde, el pasto de un verde intenso, las camisetas más blancas que nunca, y el más que nunca azul vivo de los bolsillos viejos, las caras de la gente nueva ,los reencuentros cara a cara,  las banderas flameando,  las sonrisas despejadas, el agua refrescando la gramilla y la esperanza, los nombres nuevos, los ojos viejos, la brisa calma, el cemento antiguo y el fresco, los pies chicos de los que entran primero, los botines de colores en los de después,  los relojes que se ajustan y se miran con ansiedad, un semestre nuevo, un partido en vilo, el canto sagrado, la ausencia de consternación que nos ganó muchas veces, cinco sacudidas al alma y muchos abrazos abajo y arriba.

Se dice que los grandes también  llevamos un niño dentro, o que por lo menos nunca lo terminamos de perder y entonces supongo que en alguna medida  nos merecemos disfrutar también de los regalos como éste día de domingo.

Y como los niños, nos acostumbramos rápido a los obsequios y entonces nos convertimos en tiranos pedigüeños, aunque sepamos en el fondo que también puede haber domingos sin regalos. Pero cuando no llegaron siempre nos aguantamos como señoritos  y entonces volvimos al hogar con en el pecho enhiesto y esperando nuestro día nuevamente.  Y puesto que soñar no cuesta nada, nos pusimos de pie con las manos extendidas esperando entonces que todos los partidos sean como el del domingo. 

Será pedir mucho, pero nos bien acostumbramos cuando nos dieron el primer regalo con la sangre tricolor.   

Cecilia810


Cecilia 810

Cecilia es la lectura más esperada después de cada partido. Un bálsamo en los momentos difíciles y un tónico para acompañar la euforia




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