Por Recibimos y publicamos
21 Jul 2014
Cecilia

Los goleadores no descansan hasta encontrar aquello que los hace diferentes, y entonces es el efímero gol lo que les devuelve el soplo de su propia y eterna existencia.

“Fue en 1939. Nacional de Montevideo y Boca Juniors de Buenos Aires iban empatados a dos goles, y el partido estaba llegando a su fin. Los de Nacional atacaban; los de Boca, replegados, aguantaban. Entonces Atilio García recibió la pelota, enfrentó una jungla de piernas, abrió espacio por la derecha y se tragó la cancha comiendo rivales…” Eduardo Galeano.

Creo Atilio que ayer te hubiera gustado más estar en casa, sentado en la tribuna que lleva tu nombre. Y que hubiera ido un poco más de gente a pesar de los precios. O que quien puso los precios hubiera pensado un poco más en la gente.

O que hubiera pensado simplemente en vos  “Bigote” que nos homenajeaste a nosotros tantas tardes con la red temblando una y mil veces mientras seguís manteniendo esa prestancia en las figuritas de los álbumes y en la memoria de los que te vieron.

Y creo Atilio que seguramente y como en el relato, te hubiera gustado también bajar un rato y andar desparramando rivales en el área para hacer el gol de la victoria.

Pero no siempre se puede, Atilio, eso de andar haciendo vos todos los goles.

Cecilia810


Cecilia 810

Cecilia es la lectura más esperada después de cada partido. Un bálsamo en los momentos difíciles y un tónico para acompañar la euforia




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