Por Diego Ávalo
1 Oct 2022
Clausura2022

Cuando parecía que se escapaba el partido, vino el gol de Coelho para empatar en la hora.

Dominadores, pero imprecisos. Los grandes ausentes del partido anterior volvieron de la selección -Luis Suárez y Sergio Rochet- estuvieron desde el vamos. El resto del equipo, el mismo de -casi- siempre. El primer tiempo tuvo un claro dominio tricolor, que tuvo la pelota en gran parte de este lapso, y que buscó por adentro y por afuera, sobre todo con el ‘Pumita’ Rodríguez, llegar al gol. Pero Luis, que tuvo dos claras, no estuvo fino para definir. Tampoco sus compañeros, y por eso el primer tiempo terminó en empate sin goles. Fénix se refugió en su cancha, formando un bloque defensivo bajo, y tratando de no dejar espacios, lo que, junto al pésimo estado del campo de juego, dificultó el juego del Bolso, y le quitó ritmo e intensidad a lo que plantea Nacional habitualmente. En ataque, el rival fue nulo en esta primera mitad.

Se rescató al final. El segundo tiempo comenzó igual que el primero. Fénix se metió atrás y le cedió la pelota al Decano, que buscó por todos lados llegar al área rival. Pero los pocos espacios y la imprecisión hacían que esto no se transformara en jugadas de peligro. Alguna que otra pelota jugada por banda que terminaba en centros mal hechos, o en córners y poco más. Hasta que vino un error de Mathías Laborda, que estaba teniendo un buen partido, y en lo que fue la única jugada de peligro sobre nuestro arco, llegó el tanto de la apertura. Increíble e inmerecido por donde se lo mire, ya que no habían generado nada de nada. Pero así es el fútbol. A partir de ahí vinieron los cambios, el riesgo en defensa y los nervios a la hora de jugar. Se generaron jugadas de peligro básicamente por envíos de pelota quieta, hasta que cuando caía el telón del partido, vino el empate más que merecido de Leo Coelho.

Se dominó sin efectividad. El partido tuvo la tónica del dominio territorial y de pelota por parte de Nacional, pero no logró traducirlo en goles y ahí estuvo el problema. El rival dejó pocos espacios, y a esto se le sumó la imprecisión de Nacional, en parte provocada por el pésimo estado del piso. Pese a esto, se crearon chances claras y no se pudieron definir y ahí estuvo el problema, ya que de haber concretado alguna de ellas en la primera mitad, distinto hubiera sido el desarrollo. El empate llegó sobre el final, para dar algo de justicia, ya que de ninguna manera Fénix merecía el triunfo. Si bien no fue de los mejores partidos, no hay que caer en la desesperación. Tampoco fue un mal partido. Ahora viene un encuentro que motiva, en nuestra cancha, en el mejor piso del Uruguay, y otro será el cantar. Hay que ganar para afirmarse en la Anual y seguir bien arriba en el Clausura.

¡Vamos Nacional!

Diego Ávalo

 




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