Por Daniel Navascués
28 Ago 2020
Historia

Desde su fundación en 1913 hasta 2017, el tradicional rival obtuvo cuarenta y tres títulos de Campeón Uruguayo.

Las polémicas que se producen entre nosotros, los partidarios de Nacional, y nuestros rivales, los partidarios de Peñarol, en torno a cuestiones de estadística, fundacionales o en otros temas, y que se repiten de tanto en tanto, es algo que se incorporó al folklore deportivo hace larga data y será eterno.

La última gran discusión se produjo a fines del año 2017 y la motivó el hecho de que al obtener los aurinegros la Copa Uruguaya de ese año, decían que habían llegado a redondear los cincuenta campeonatos.

Como es de orden, esto motivó la reacción de la Comisión de Historia y Estadística de Nacional, que en aquel entonces el suscrito integraba, produciéndose una polémica al respecto en cuyo curso se aportaban argumentos y documentos a favor de nuestra posición, mientras que desde la otra parte se seguía insistiendo con su versión verbal de las cincuenta copas uruguayas.

En el caso emplearon similar estrategia a la que sostienen en la discusión por el decanato, que consiste en sostener una versión que repiten una y mil veces y de esta manera la instalan en el común de la gente que no conoce el detalle del acontecimiento tomándola como verdadera.

Desde su fundación en 1913 hasta 2017, Peñarol obtuvo cuarenta y tres títulos de campeón uruguayo. A esta cifra se les agregó ilegítimamente los triunfos de 1900, 1901, 1905, 1907 y 1911 por el Central Uruguay Railway Cricket Club.

Pero como no se sintieron satisfechos con este vestuario ajeno en diferentes momentos, se les ocurrió agregar alguna prenda más a fin de ampliarlo.

En la década de 1930 comenzaron a sostener que la obtención de la serie A de la Copa del Consejo Provisorio de 1926 era copa uruguaya, cuando en realidad fue un torneo en dos series para determinar quiénes disputarían el campeonato uruguayo de 1927.

El tiempo siguió su curso y 50 años después vuelven a demostrarnos su inventiva para aumentar títulos que no son, diciendo que el torneo que ganaron en 1924 en la Federación y fuera de la Liga y de la FIFA, era un campeonato uruguayo. Su ideólogo fue un conocido periodista fallecido hace unos años.

Entre los argumentos para demostrar que lo sostenido por los aurinegros no era cierto, se recurrió a difundir por parte de Nacional un breve spot que se divulgó en televisión y las redes.

En el mismo se decía que de acuerdo a lo anunciado por la AUF se había disputado el C. U. N.° 113, y que si sumábamos los títulos obtenidos por el resto de los intervinientes menos Peñarol, y luego agregábamos a este resultado los cincuenta que ellos argumentaban tener, el total daba 115, por cuanto no eran cincuenta, sino que quedábamos sin cuenta.

Pero el gran acontecimiento se produjo cuando, ante la insistencia de que exhibieran documentación que avalara los cincuenta campeonatos, se realizó una conferencia de prensa por parte de una Comisión de Historia de Peñarol de extraña característica, pues sin leer el

contenido de dos documentos que decían tener que respaldaban sus dichos, solo se limitaron a mencionar su procedencia, y sin más la cuestión se terminó.

Las pruebas eran dos, siendo la primera la publicación realizada con motivo del centenario de la AUF, “Cien años de fútbol”, y la segunda una carta del exgerente de la AUF, el Sr. Celestino Mibelli.

La mala fortuna de los peñarolenses quedó en evidencia un día después cuando la primera prueba recibió un tiro de gracia del propio autor de la publicación, el periodista Atilio Garrido, que en entrevista radial declaró algo muy cierto, y es que le hacen decir lo que no dice.

Días después pudo develarse la incógnita del contenido de la carta, cuando fue colgada en un sitio de internet aurinegro que lleva por nombre una aspiración irrealizable por cuestiones obvias, al igual que los cincuenta títulos.

Y esta misiva surgida de las tinieblas intespectivamente es la que vamos a analizar, porque hemos encontrado en ella una serie de elementos que son merecedores de un detenido análisis.

1) Esta segunda evidencia que dieran a conocer públicamente a través de las redes historiadores del Club Atlético Peñarol, dándole gran trascendencia, se trataba de una carta enviada por el entonces Gerente de la AUF, el Sr. Celestino Mibelli, al Presidente de los aurinegros, Sr. Alberto Mantrana Garín, en contestación a otra anterior enviada por este solicitando información sobre campeonatos organizados por la Institución rectora de nuestro fútbol.

Pero esta octogenaria correspondencia que recién ve la luz, en tan largo lapso fue ignorada en innumerables publicaciones de redactores de la historia peñarolense como, por ejemplo, Carlos Balsán o Lufiano Alvarez, e incluso su propio destinatario.

Mantrana Garín fue el redactor de una publicación oficial del Club Atlético Peñarol, que se editó en 1939 bajo el título de “Por la verdad”.

En las páginas 82 y 83 de dicha publicación y bajo el título de “Estadística del Campeonato Uruguayo”, incluye lo siguiente:

“1924: Nacional (Peñarol no estaba en la Liga)”

“1926: Peñarol (Copa Consejo Provisorio)”

En el año 1953 Mantrana publica “La epopeya peñarolense”, en la que se le debe reconocer su coherencia, pues mantiene lo sostenido en 1938. En las páginas 96 y 97, también bajo el título de “Estadística del Campeonato Uruguayo”, dice lo que sigue:

“1924: Nacional (Peñarol se retiró de la Liga)”

“1926: Peñarol (Copa Consejo Provisorio)”

Como puede observarse, en ambas publicaciones mantiene la versión de agregar como Campeonato Uruguayo la Copa Consejo Provisorio, dejando fuera la inclusión de la copa de la Federación de 1924.

¿Por qué Mantrana no recurrió a incluir este punto en su estadística de los dos libros, si Mibelli en su carta lo había hecho?

2) Nunca podremos tomar conocimiento del texto de la carta que escribiera Mantrana a Mibelli por razones obvias, pero hay elementos para opinar que lo hizo en términos que llevaran al funcionario a incluir en la estadística de la AUF de los Campeonatos Uruguayos otros que no lo fueran, como por ejemplo el de 1926 del Consejo Provisorio.

Mibelli comienza su informe diciendo: “En contestación a su atento pedido formulado en nota del 20 del corriente, llevo a su conocimiento que han resultado campeones de Primera División, los siguientes clubes [...]”.

A continuación de este introito incluye el informe en el que puede verse en primer término una lista de ganadores de la Copa Uruguaya desde su comienzo en el año 1900 hasta 1937, y mezclando entre estos a los adjudicatarios de las series A y B del torneo que organizara el Consejo Provisorio.

En esta parte del informe he detectado algo más que es sumamente extraño y es caso único entre cientos de informes de la AUF, y es una incorrección que resta seriedad al uso del lenguaje, al referirse al ganador de los campeonatos de los años 1900, 1901, 1905, 1907 y 1912, que fue el Central Uruguay Railway Cricket Club, denominándolo con el nombre que le habían asignado los aficionados por el lugar de su procedencia, Peñarol.

Sería algo igual que al referirse a River Plate, Wanderers o Rampla Juniors, lo hiciera como Darseneros, Bohemios o Picapiedras, respectivamente.

Otro hecho sumamente llamativo y da a lugar al dicho que es un “sapo de otro pozo”, por cuanto no se entiende por qué se incluye la actividad de la Federación Uruguaya, organización fundada y manejada por Peñarol en 1922, cuando fuera expulsado de la Liga y fuera de FIFA, y que nada tiene que ver con la Asociación Uruguaya.

Para terminar con el análisis del contenido de la carta del Gerente Mibelli, digamos que aquí, como en el caso de Garrido, se le está haciendo decir lo que no dice, porque el jerarca administrativo, aclarando indirectamente que no todos son campeones uruguayos, dice textualmente “campeones de primera división”.

3) Precedentemente, hemos señalado los cuestionamientos que creemos merece el contenido de la carta de Mibelli respecto a sus aspectos formales y de otra índole, pero la cuestión no termina ahí, porque fuera de esto hay más elementos extraños a señalar.

En 1938 era la época en que para las comunicaciones epistolares, las empresas, las Instituciones, etc. usaban la máquina de escribir y el papel carta, este último previo paso por una empresa impresora gráfica que solía incluirle en la parte superior su identificación, giro de la misma, dirección, y en algunos casos un marco de encuadre del contenido que se redactaba.

Puede observarse en la carta en cuestión cuya copia se adjunta, la doble línea que bordea su contorno, nos indica claramente que su paso por la imprenta se realizó.

Si dirigimos la mirada hacia la parte superior de la carta donde está escrita la identificación del emisor, en el caso Asociación Uruguaya de Football, veremos que no corresponde a una impresión gráfica, sino a una máquina de escribir.

Ante esto, cabe preguntar: ¿será posible que la AUF mandara a la imprenta el papel carta solamente para imprimir la doble línea del contorno?

Se puede argumentar que podría ser para disminuir costos, pero esto no me convence porque sería un ahorro menor en detrimento de la presentación de una prestigiosa Asociación.

La comparación de estas letras con las de los titulares de los informes de la propia AUF, la Federación y hasta la aclaración de firma de Mibelli, su forma y separación nos indican que todos fueron impresos por una misma máquina de escribir.

También es posible observar dos manchas negras en la parte superior derecha, y otras dos en el margen izquierdo más abajo de la parte media, cuyo origen habría que determinar.

Las dos últimas observaciones a señalar están relacionadas con la parte final del “documento”, siendo la primera el reducido espacio dejado para la firma del informante, error que es difícil pueda cometer un mecanógrafo, y la segunda, que carece del trazo identificatorio personal, por cuanto este “documento” carece de valor.

Esto da lugar a dos preguntas: ¿Mibelli no firmó la carta? Y si fuera así, ¿los que la dieron a conocer no se dieron cuenta?

Termino señalando, por si alguien pensara por qué me tomé el trabajo de hacer notar la presencia de tantos cuestionamientos, a la carta que ha ocupado nuestra atención a pesar de que podría solamente descartar su validez por la falta de una firma, debo decir que fue para demostrar que eran muchos los motivos para no comerse la pastilla.

Nota: En diciembre de 2018 inicié contactos con una persona a fin de conseguir información sobre el papel carta que se usaba en la AUF en 1938. Transcurrido un tiempo y ante la falta de noticias, recurrí a otra persona sin que hasta el presente tampoco haya tenido noticias al respecto.

Daniel Navascués Bonino




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