Por Xosé de Enríquez
11 Set 2013
1903

El viernes 13 de setiembre, el fútbol uruguayo cumple 110 años exactos de su primer triunfo internacional.

Ese día pero de 1903 el Club Nacional de Football en representación de nuestro país derrotó a la selección argentina en su tierra por 3 tantos contra 2.
 
Reproducimos parte del capítulo III del libro de Xosé de Enríquez publicado en 1999, “Hacia el campo van los albos”. 
 
La transcripción fue hecha por nuestro compañero Rodrigo Martínez.

Nuevas hojas y flores brillantes
 

Comenzaba setiembre. En el torneo local todo hacía presumir que el CURCC y Nacional llegarían "cabeza a cabeza" y era el momento de nombrar a los "futbolers" que integrarían la selección uruguaya para el cotejo del día 13, en Buenos Aires. Estaba latente el recuerdo del 6 a 0.
 

La Comisión de la "League" nombró a los siguientes jugadores: Amílcar Céspedes; Carve Urioste y Bouton Reyes; Nebel, Luis Carbone, y Ceferino Camacho, Pena, Bolívar, Aniceto Camacho, Castro y Cordero. Estas designaciones causaron hondo malestar entre los "ferrocarrileros ingleses", desconformes por la inclusión mayoritaria, injusta según ellos, de jugadores de Nacional, por lo que no vacilaron en renunciar al honor de formar parte del "team" oriental. En el seno de la Liga, que por ese entonces se reunía en el Café Gambrinus, hubo perplejidad y desazón, iniciándose de inmediato las gestiones pertinentes en Villa Peñarol, sin resultado. Pedir la suspensión del partido parecía lo "más sensato" para la mayoría; entonces el gallardo y retobado Nacional, el de los Céspedes, el de los jóvenes universitarios, el de los colores de Artigas, el campeón invicto de 1902, se plantó con su bandera de lucha y conquista el derecho a representar al fútbol uruguayo - con sus aguerridos "players" - cumpliendo así gallardamente, el compromiso contraído. Aunque la "League" respetó el paso al frente dado por Nacional, pocos creían en la conveniencia de esta "quijotada"; el clima hostil en medio de un ámbito dominado casi exclusivamente por los ingleses fue un lugar común desde la fundación misma del Club y se manifestaba de muchas maneras, a veces solapadamente.
 

El seleccionado argentino estaba conformado sobre la base de los mejores "players" del Alumni, con el aporte de grandes figuras de Belgrano, Lomas y Estudiantes. Las especulaciones iban en aumento: encajar 6 goles como local y como visitante presentar sólo a un club... Pocos decían en voz alta lo que repetían entre líneas. Nacional trabajaba y se aprontaba con una entrega envidiable. Según Domingo Prat, desde fines de agosto, los tricolores entrenaron todos los días de 3 a 5 de la tarde.
 

El Consejo de la "League" argentina en pleno, recibió en la dársena Sur, al "Tritón", con la delegación tricolor a bordo. A las 11 de la mañana los anfitriones agasajaron a los orientales con un almuerzo en el reputado "Aus Keller" de la calle Corrientes. El Presidente de la "The Argentine Football Association League", Chevalier Boutell, fue quien pronunció las palabras de bienvenida; luego hablaron, Mullin - delegado uruguayo - y Eusebio Céspedes, padre de los populares hermanos. Las palabras de don Céspedes no eran para que las llevase el viento: "Sabemos que no podemos ganar; venimos como hermanos a cumplir". Los conceptos finales de Alejandro Watson Hutton, tampoco eludieron la realidad de los hechos: "Nada podía complacernos tanto como esto de que un equipo de club haya asumido tan alta responsabilidad, para que no se interrumpiera la disputa anual entre los futbolistas del Río de la Plata".
 

El cotejo se celebró en el "field" de la Sociedad Hípica Argentina, en Palermo, ante más de 8 mil espectadores que creían que el "match" sería "un juego del gato con el ratón". En el Palco Oficial se hallaban, el Presidente de la República Argentina, Gral. José A. Roca; el Ministro Plenipotenciario del Uruguay, Daniel Muñoz, ministros, legisladores y diplomáticos.
 

El arbitraje le correspondió a Rudd, de la Liga Argentina, actuando como líneas, Domingo Prat - Presidente de Nacional - y Francisco Chevalier Boutell. Argentina formó con J. C. Howard; C. C. Brown y W. Buchanan; E. Firpo, J. M. Penco (algunas publicaciones incluyen a H. Jewell, quien figuraba en el programa impreso, en lugar de Penco; nuestras fuentes son A. Fourquet, y Libro de Oro tomo I) y A. Brown; G. E. Weis, J. J. Moore, Jorge Brown, C. E. Dickinson y E. Moore. Nacional presentó su alineación característica: A. Céspedes; Carve Urioste y Bouton Reyes; "Miguelón" Nebel (cap.), Luis Carbone y Pigni; Bolívar, Rincón Carlitos, Castro y Cordero.
 

Desde el arranque, una mezcla de sorpresa y estupor invadió "la Hípica"; nadie entendía nada ya que los primeros minutos del partido fueron un monólogo tricolor. Nacional dominaba y atacaba, los argentinos se mostraban desconcertados y, a los 19 minutos, llegó el primer "gol", una joyita de Carlitos Céspedes. Marcharon a los vestuarios con ese resultado parcial: 1-0.
 

Al comenzar el segundo tiempo, la máquina argentina salió con todo, buscando pasarle por encima a los osados uruguayos, pero éstos se defendían como leones y ¡oh, sorpresa!, llegó el segundo gol por obra del talentoso y escurridizo Bolívar Céspedes.
 

Luego abrió el libro Jorge Brown, marcando dos golazos que pusieron el partido 2 a 2. Cuando se acercaba el final del encuentro, aparece nuevamente Carlos Céspedes para hacer el gol del triunfo histórico. La lucha había sido pareja en todo y los rivales dejaron "el alma en la cancha"; Uruguay había ganado 3 a 2 a la poderosa escuadra nacional argentina y  lo había hecho representado por un club: ¡Nacional! Aquella misma noche, los protagonistas de la hazaña volvieron en el "Tritón". A pesar de algunos, que ni siquiera ahorraron bromas pesadas - al café de 19 de Abril y Agraciada, centro de reunión tricolor, llegó un telegrama con la "noticia" de una nueva goleada argentina -, esta inaudita proeza "llevada a cabo por once muchachos uruguayos que apenas acababan de abandonar la adolescencia, dio lugar a la explosión de un  intenso júbilo patriótico que repercutió en todos los ámbitos y esferas del País". (15)
 

En "La Razón" del lunes 14 de setiembre, se podía leer el siguiente telegrama:
 

Buenos Aires, setiembre 14.-
 

A Enrique Lichtenberger. Piedras 127. Montevideo.
 

En nombre del Consejo de la Argentine Football Association, felicito a la Liga Oriental por el triunfo de ayer.
 

Los miembros del team oriental se han portado como héroes. La línea de fordwards ha resultado la mejor que se haya presentado en nuestras canchas.
 

Un cariñoso saludo a su digno presidente y demás miembros de la Liga Oriental. CHEVALIER BOUTELL, Presidente; F. Williams, Secretario."
 

La edición del periódico "El Siglo" también nos ubica en aquel momento histórico: "-En el vapor de la carrera regresaron ayer los campeones orientales que vuelven victoriosos del gran match internacional del domingo pasado. Gran número de aficionados fue a recibirlos a bordo y en el "Tritón" volvieron a repetirse los hurras entusiastas y los vivas a Nacional mezclados con los abrazos y estrujones a los jugadores".
 

Poco se puede agregar a lo dicho y escrito sobre aquella hazaña nacionalófila, que respplandece desde el fondo mismo de la historia tan diáfana y pura, como el alma tricolor. Recordando la gesta histórica, el Capitán Miguel Nebel, el fraterno y querido Miguelón, cuando era el único sobreviviente de la hazaña escribió desde Barcelona para "Noticiario Nacionalófilo":
 

"Citan  ustedes una fecha: 13 de setiembre. Cuando en mi recogimiento abro el libro de mi vida, en busca de pasadas emociones, las flechas de mis ojos se clavan en el centro del luminoso recuerdo. Aún guardan mis sentidos de la emoción pasada fecundas irradiaciones y cada año, el 13 de setiembre, mi árbol de triunfo se cubre de nuevas hojas y de flores brillantes".
 

Deseamos rubricar este capítulo de oro, en la vida de Nacional transcribiendo los versos del inolvidable Rodolfo E. Bermúdez, en su "Canto a la bandera":
 

Hacia el campo van los albos

Van los albos,

Llevan ansias de luchar y de vencer;

Que en la lid caballeresca

Nadie iguala su poder.

Si la suerte le es adversa

Le es adversa,

Va por ella con más bríos a luchar,

Que la fibra de los grandes

Se acrece en la adversidad.

En su enseña azul y blanca

Como aquella que besamos al nacer,

Siente orgullo de la patria,

El que brega por su prez.

Su historial es un tesoro de victorias,

Nadie intente sus hazañas realizar

Que viva, siempre viva,

El valiente Nacional.

Xosé de Enríquez





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