Por decano
27 Abr 2020
Piojo
Barbaro

Hablamos en vivo con Alejandro “Piojo” Barbaro; desde el gol del Chino hasta su presente en el Mediterráneo.

El argentino habló con nosotros en una transmisión en vivo en nuestro canal en Instagram. Su fanatismo por Nacional, su pasaje por el club, sus experiencias en el exterior, y recordó que en San Lorenzo "en la concentración estábamos mirando el clásico del Chino. Allá se cagaban de risa, decían ‘mirá como comió Migliore, debe estar re quemado’. Olvidate, no se la saca más Migliore a esa” sostuvo entre risas al comenzar el encuentro.

¿Qué compañeros recordás de tu etapa en Nacional?

Cuando entré al vestuario de Nacional, lo vi a todos como monstruos. Al lado mío se cambiaba el ‘Loco’ (Sebastián) Abreu que para mí es una leyenda. Lo veía por tele y lo admiraba mucho. Lo miraba y no podía creer que estaba cambiándome al lado de Abreu. Todos los días le decía que fue una locura que haya picado un penal en un Mundial. Siempre nos reíamos mucho, él era muy querido. Había un montón de jugadores de experiencia como Iván Alonso, Nacho (Ignacio) González, (Jorge) Fucile, Seba Fernández, (Sebastián) Eguren. En todos los clubes siempre miro a jugadores más grandes para copiarles todo lo bueno. Con Fuci tengo una muy linda amistad, con Nico Prieto que iba a comer a la casa con su familia, con Rodri Amaral. Me trataron muy bien. Lo más importante es lo simple, que las personas de limpieza te saluden, los de la cocina, la seguridad, cosas que la gente no ve. Eso hizo que le agarre mucho cariño al club.

Tenés un tatuaje del momento en el que entrás con tu hijo al Parque, ¿no?

Sí, me sacaron la foto de atrás. Fue la primera vez que entraba con mi hijo en brazos a una cancha. Fue algo hermoso. Justo ese día metí el primer gol con la camiseta de Nacional. A mi madre no le gustan mucho los tatuajes, pero a mi sí. Cada uno de los que tengo tienen un significado especial, no es que me tatúo porque si. Cumplí el sueño de salir con mi nene a estadio lleno.

¿Cómo fue tu pasaje por Rusia?

Fue raro. Para algunos Rusia es Europa y para otros no. Después de mi primera experiencia en Chipre tenía una oferta de Israel y una de Rusia. En Israel me pagaban más, pero por miedo, no fui. Además yo apuntaba a lo deportivo y la liga rusa es competitiva. Era un equipo de primera división que jugaba con los equipos más grandes, entonces decidí ir, aunque desconocía el lugar. Allá maduré muchísimo. Es otro mundo, con cultura totalmente distinta. Jugué en grandes estadios y aprendí muchas cosas. Lo tomo como experiencia.

Después viene Colombia.

Sí. Tenía un precontrato con un equipo de la segunda división de Italia y estaba la posibilidad de Independiente Medellín. Cuando llego a Italia para firmar me llaman de Independiente Medellín diciendo que me necesitaban. Mi deseo era jugar en Colombia sinceramente, entonces tuve que decidir con mi representante en el momento. Así que fui directo a Medellín después de haber dado la cara en Italia. Yo quería estar más cerca de mi hijo y jugar Copa Libertadores. En Colombia no tuve continuidad y hubo personas que no se portaron bien conmigo, pero lo tomo como aprendizaje. El lado lindo fue haber conocido el país y el cariño de la gente.

¿Te gustaría tener otra posibilidad en Nacional?

Te mentiría si dijera que no. Estoy muy tranquilo porque sé que cuando estuve di todo y fui profesional. Tuve partidos buenos y no tan buenos, pero puse todo a mi disposición. Entrenaba doble turno, iba a la rambla a correr.

¿Qué opinión tenés de la hinchada? ¿Cómo es estar en el Parque?

Me vuelve loco. La gente es impresionante. Tener el privilegio de jugar en el Gran Parque Central, vestir esos colores, representar ese escudo con tanta gloria, fue increíble. Me decían que venía de San Lorenzo que tenía una Libertadores y que ahora estaba en un club que tenía tres. La obsesión por la Copa es tremenda. El hecho de jugar de local en todas las canchas e ir a los departamentos con la hinchada siguiéndonos en las motos, con gente humilde, fue hermoso. Me enloquecieron y me terminé haciendo hincha de Nacional. En un futuro voy a llevar a mi hijo al Parque para que sepa lo privilegiado que fui.

Dejále un saludo a la gente.

Les mando un saludo grande. Agradecerles por el cariño que me hacen llegar a diario, por el tiempo que se toman para escribirme. El cariño no se compra con dinero. Soy bolsilludo, como ustedes.





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