Por decano.com
19 Oct 2015
Bosselli

Uno de los actores futbolístico más resistidos por el hincha tricolor es el representante, a quien en muchas ocasiones hacemos directo responsable de la salida de nuestros valores.

A mediados de los noventa, comienza a tener peso en el ambiente del fútbol uruguayo la figura del contratista. Empresario que comienza a ser presencia casi obligada en las transferencias de los futbolistas, tanto dentro del mercado uruguayo, como hacia el exterior.

Con los años, estos nuevos actores del ambiente, van adquiriendo mayor poder -de injerencia dentro de los clubes, y de decisión en sus representados-, llegando a torcer definitivamente la ecuación instalada por años y transformando al futbolista, a través de su capacidad de negociación, en el dueño de la situación a la hora de cerrar contratos o transferencias.

Así las cosas, para la mirada del hincha, su club se va debilitando en la faz económica y deportiva, todo por obra y gracia de la intervención de los agentes futbolísticos. Para ser justos, es el hincha el único de los protagonistas de este entorno que no espera ni recibe beneficios económicos por su participación, por lo que, cuando se ve privado de disfrutar de la categoría de sus futbolistas, que en muchos casos podrían directamente conducirlos con su desempeño a la obtención de títulos, es lógico que se sienta estafado, no en su bolsillo sino en algo más trascendental: su ilusión.

En esta nota, pretendimos tener la palabara y la opinión del principal depositario del desprecio del hincha cuando ve emigrar a las promesas: el representante. La intención era obtener su punto de vista y tratar de reflexionar sobre y comprender su obrar. La elección de Pablo Bosselli no es por una preferencia en particular, fue el único de los contactados que nos devolvió la llamada y accedió a recibirnos en su oficina.

¿Representante, contratista, agente...?

Agente. Las tres son sinónimos, pero sucede que desde que ingresé a este ambiente quise hacer algo diferente -ni mejor ni peor, es importante aclarar esto-, sino distinto. Hasta ese entonces se hablaba de representantes y contratistas, entonces yo me presento como un agente. A nivel FIFA ha habido un cambio en la estructura y la legislación en torno a los agentes deportivos, y el examen te valida como un "FIFA Agent", por lo que mi forma de presentación es la correcta. De todos modos, básicamente comencé a utilizarlo para tomar distancia de la forma como se manejaba antes este negocio.

Se sigue manejando de igual manera

Sí. Yo no quiero de ningún modo desmerecer lo que hacen otros -que lo hacen muy bien- , simplemente remarcar que mi estilo de trabajo es distinto al habitual. Tenemos veinte personas trabajando en la empresa, doce de ellas lo hacen a diario y el resto regularmente; nutricionistas, asistente social, profesores, sicólogos, todos a disposición de los chicos.

¿Por qué agente deportivo? No creo que sea un tema vocacional.

Antes que nada, fui deportista profesional, y mi esposa también lo fue (*). Para mí es algo natural moverme en el mundo del deporte. Por otra parte, tengo debilidad por todo lo relacionado al trabajo social, es por eso que tengo montada toda esta estructura. Hubiera sido mucho más fácil y más barato para mí operar como sucede en la mayoría de los casos, contando simplemente con un auto y un teléfono. En definitiva, tengo una gran vocación social y me complace brindarles a los chicos un valor agregado. Me da una gran satisfacción recibir el cariño de ellos cuando llego, contribuir en su enseñanza, que tengan una buena alimentación, proveerles vitaminas. De alguna manera, no ser solo el agente del jugador, sino también un complemento para el club. A modo de ejemplo, mis futbolistas se atienden con un sicólogo, de manera personal, una hora a la semana. Esto es algo que es impensable que lo pueda hacer Nacional, porque si bien cuenta con un profesional en la materia, es uno para cubrir la atención de todos.

Obviamente, uno de los componentes fundamentales de la elección fue que algo tenía que hacer comercialmente, y en Uruguay no hay mucho para elegir. De todos modos, yo comencé con otra actividad, mis inicios fueron con el tema del manejo de imagen. Me inicié manejando la imagen de varios futbolistas: Edinson Cavani, Diego Lugano, Sebastián Abreu... la mayoría de los jugadores de la selección uruguaya. Hasta que un día recibo una llamada de Luis Suárez que me dice: "Pablo, el Ajax quiere a Nicolás Lodeiro". A pesar de mi negativa inicial, argumentando que yo no era agente, Suárez insistió con que viajara junto a Ricardo Alarcón y Alex Saúl. En ese momento, Lodeiro también era pretendido por el AZ, y luego de una negociación, Nacional toma la decisión de transferirlo al Ajax. El jugador no era mío, es más, yo ni siquiera era agente. En ese momento Lodeiro acababa de romper su vínculo con Daniel Fonseca y era manejado por un argentino, Hernán Quintela, quien a su vez era el representante de Ángel "Matute" Morales. Resumiendo, el que me paga la comisión por la intermediación es Nacional -que era un 10 % del valor de la transferencia- y ahí caí en la cuenta de que en un mes había ganado mucho más dinero que el que había generado durante dos años trabajando con la imagen.

¿Tus ingresos corresponden a un porcentaje de la transferencia o también recibis una comisión por el salario del jugador?

Un agente tiene tres maneras de ganar dinero. La primera -que es la que recomienda FIFA-, es un porcentaje del salario del jugador, que en mi caso lo comienzo a percibir cuando el futbolista sale al exterior. Un segundo caso, es el dinero que te puede ceder un club -tanto el comprador como el vendedor-, en la eventualidad de que el agente sea el que consiga la institución interesada en hacerse con el jugador. Hay ocasiones en que por esta intermediación no recibís nada. La tercera manera es adquiriendo parte de los derechos económicos de un futbolista que promete. En esta situación tiene que existir una aceptación por parte del club propietario de los derechos. Este caso se da frecuentemente cuando el club necesita hacerse del dinero para continuar funcionando. Esta es una inversión que conlleva un riesgo importante, ya que el fútbol es una materia muy dinámica y en la que hay muchas variables.

¿Los clubes valoran tu trabajo?

Mucho menos de lo que yo quisiera. Por eso tengo como práctica el invitarlos a que comprueben in situ mi modelo de trabajo. Que vean cómo se alimentan los botijas, el lugar que tienen para recibir clases particulares de la materia en la que estén necesitando asistencia, etc. 

¿Sabés quién toma la decisión final de acercarse a Boselli? ¿El jugador o los padres?

Me han tocado las dos situaciones. Incluso a veces se da por recomendación de un compañero. Lo que sí es claro es que acá ingresan jugadores con un cierto perfil. Nosotros no trabajamos con entregas de dinero. Es ponerle una mochila a los chicos que se le va a hacer imposible de cargar. Yo trato a los jugadores que manejo de la misma manera que a mis seis hijos. Tengo un hijo de 23 años que se fue a trabajar un año a Irlanda, como experiencia de vida. Juntó tres o cuatro mil dólares y se compró un Volkswagen del setenta y pico que se le queda todos los días. Yo podría comprarle un muy buen auto, pero la manera de frenar a una persona, de impedirle el desarrollo personal, es dándole todo lo que quiere, evitándole el esfuerzo.

Esta manera de actuar me ha llevado a perder muchos jugadores. El más evidente es el caso de Rodrigo Amaral, ¿por qué pierdo a Rodrigo? Porque no desembolso la cantidad de dinero que sí pone Daniel (Fonseca) por mes. Por brillante que sea un jugador, la empresa debe tener una línea, la nuestra es esa. El tipo de gente con la que pretendo trabajar, es aquella que entiende que se llega al objetivo a través un camino, que es la educación. Estudiando, teniendo una buena alimentación, descansando, apuntando a ser cada día un poco más profesional, respetando a todo y a todos. Yo le insisto a los chiquilines que no pueden tener dos o tres o novias, si van a tener, que tengan una y la respeten. De esta manera, lo que van a lograr es estabilidad, en todos los aspectos; a nivel emocional, educacional, de alimentación. Eso es lo que nosotros buscamos y es nuestra forma de trabajo.

¿Manejás jugadores de otros países? En ese caso, ¿percibís diferencias entre estos y los uruguayos o el perfil del futbolista es igual en todo el mundo? 

La diferencia es a nivel continental. En Sudámerica la realidad es la misma, distinta a la europea. Nosotros tenemos oficina aquí y en Italia. En Roma está mi socio, Alessandro Lucci. La diferencia con el jugador europeo es que viene mejor preparado. El papá no necesita salvarse con el hijo, a diferencia de aquí, en que todos, en mayor o menor medida, tenemos necesidades económicas. Sea cual sea la actividad a la que te dediques, si te comparás con un par tuyo en Europa, la diferencia es muy grande. Debido a esta realidad americana, muchas veces se confunden los roles y los chicos pasan a ser la salvación de la familia, y ahí es cuando se arruina el pastel, porque una actividad que hasta cierta edad debía de ser totalmente lúdica, se transforma en el sustento de la familia, cuando el botija comienza a recibir un viático y los padres dejan de trabajar y pasan a vivir de ese ingreso.

¿Hablás con tus representados -directamente o por medio de los profesionales- sobre esa consideración del aspecto lúdico del fútbol y de que el dinero vendrá después por añadidura?

Constantemente. No con los chicos, con las familias. En el momento que en les cambiás la "zanahoria", cuando sustituís la gloria por el dinero, se terminó. El dinero tiene que ser una consecuencia de obtener la gloria. Luis Suárez muerde a un tipo en la mitad de un Mundial, teniendo treinta millones de dólares en el banco. ¿Creés que Suárez pensó en la plata en ese momento? Al revés, todo lo que vino después lo complicó. Luis sabe, así como todos nosotros, que no debió hacer eso. Lo que surge de este episodio, es la constatación de que a él le importa un carajo el dinero. Él no pensó en cuidarse, ni sopesó su presente en el Liverpool o su futuro en Barcelona, tomó la decisión y lo mordió, porque para Luis la gloria lo es todo. A Suárez se le va a cargar la cuenta bancaria sin siquiera pensar en eso. Cuando deje de jugar va a decir: "Pah, mirá todo lo que hice". Por eso te digo que cuando te cambian la “zanahoria” de la gloria por la del dinero, se terminó. Cuando te empiezan a dar autos, plata y apartamento se acaba, porque ya conseguiste todo. El objetivo de la inmensa mayoría de los jugadores de origen humilde, es el ayudar a la familia. Ahora bien, una vez que esa meta está lograda, ¿está preparado para entender que ahora lo que le queda es ir por la gloria?

¿Cuidás el momento de salida de los jugadores?

Es fundamental. Lamentablemente se sufrió un cambio radical, y cada vez se tiene que dar a más temprana edad.

¿Por qué?

Si vos tuvieras dinero a disposición y tenés un problema al corazón que necesite de una intervención,¿dónde te operás? ¿Acá o en Estados Unidos? En Estados Unidos, por supuesto. Esto es lo mismo. La diferencia en la formación en un lado o en otro es inmensa, y cuanto antes accedas a esas estructuras, más pronto vas a lograr el éxito. Hoy por hoy, para ser el 9 de Nacional, es necesario que tengas las condiciones técnicas de un Rodrigo Amaral, porque, ¿cómo hacés para sacarle el puesto a Iván Alonso, Sebastián Fernández o Sebastián Abreu?

Maicol Cabrera, el "Gitano", es un 9 muy interesante que ahora está en México porque no tiene espacio en el club. En definitiva, la mejor opción para crecer es emigrar después de los dieciocho, y hago hincapié en que después de los dieciocho, porque hasta esa edad es importante absorber lo que te da el contexto de tu familia, compañeros y amigos.

Entonces considerás que hay un error de los clubes al no darle espacio a las promesas.

Sí. El fútbol uruguayo funciona mal a todo nivel. ¿Cómo puede ser que haya clubes que gasten ochocientos, novecientos y hasta un millón de dólares al mes en sueldo y recién ahora estemos festejando que Nacional inauguró una cancha de césped artificial? Estamos hablando de una inversión que representa en algunos casos el cincuenta por ciento de tu presupuesto mensual, entonces, yo te pregunto, ¿cómo hacés para crecer sin estructura? Hay clubes inclusos que no cuentan con agua caliente y tienen una erogación importante en sueldos. Afortunadamente, se vislumbra una mejora, una intención de crecer por parte de algunos dirigentes. En el caso de Nacional, me siento muy cómodo actualmente trabajando con Alejandro Lembo y Martín De Castro

Considero que esto es una mesa de cuatro patas, donde la más importante -sin duda- es el jugador, y luego le siguen: la familia, el club y el agente, en ese orden. Si las cuatro patas tienen firmeza, tendrás la posibilidad de apoyar en esa mesa la carrera del deportista para que se desarrolle y alcance el éxito, que redunda en beneficio para todos los que intervienen en su crecimiento y proyección. Para todo eso, es importante trabajar en equipo. Hoy en Nacional estoy encontrando la facilidad de poder sentarme con Alejandro (Lembo) y (Martín) De Castro para hablar de cada jugador de manera individual. En estas conversaciones hacemos estimaciones de las necesidades de cada uno de los chicos y nos preocupamos por averiguar de qué manera podemos nosotros ser un valor agregado para el futbolista, para el club y para la familia.


Cada una de esas cuatro patas tiene que ceder y comprender al otro

Por supuesto. Tiene que existir la comprensión y la aceptación de que a veces es necesario ceder para continuar creciendo juntos.

¿Cuántos jugadores tenés en este momento en Nacional?

En el primer equipo pocos: Alfonso Espino, Leandro Otormín, Felipe Carballo que está alternando entre el plantel principal y el de Tercera y un arreglo con Daniel Fonseca por el cual compartimos los derechos económicos de Rodrigo Amaral, algo que me pareció justo, dado que la parte principal del crecimiento de Amaral, la desarrolló con nosotros. Después tengo varios jugadores chicos -que son en quienes nos enfocamos nosotros-, por encima de los futbolistas con experiencia, que en general ya tienen vínculos con otros agentes. En ese caso, evitamos el choque y nos centralizamos en los más pequeños. A modo de ejemplo, manejamos la carrera de Guillermo May y Maximiliano Villa, dos juveniles que vienen en alza.

¿Cómo es la aproximación a los futbolistas?

Tenemos varias maneras de captar. Contamos con dos ojeadores, Raúl Esquirone en Montevideo y Juan Graniolatti que está permanentemente recorriendo el interior del país. En segunda instancia están los que llegan a Rincón de Carrasco, un equipo de fútbol que fundamos hace diez años con el "Pato" Daniel López. Por ahí tenés la explicación de por qué hay tantos futbolistas nuestros en Nacional, porque el "Pato" es muy amigo mío y es uno de los captadores de Nacional. Rincón de Carrasco nació mucho antes de que yo me transformara en agente, es más, Carlos De Pena jugó en Rincón y lo representa el grupo Casal, al igual que los hermanos Dorrego -Hugo y Richard- que también pasaron por Rincón y no son representados por nosotros. Cuando tomo la determinación de iniciarme como agente de futbolistas, estaba jugando en Rincón Leandro Otormín, y el "Pato" siempre me dijo: "Pablo, si son buenos los llevo a Nacional", esa fue siempre su condición. Para evitar las suspicacias, está aclarado con el club, que el día que no quieran contar con más jugadores de Rincón, no tienen más que decirlo. Me pasó una cosa muy cómica: hay un futbolista que captamos en el interior, que hoy en día es uno de los mejores jugadores de las formativas de Nacional -no quiero dar el nombre-, que no pasó por Rincón de Carrasco, ya que la captación se había hecho en el interior. Lo llevo a Defensor Sporting y recibo una llamada de Nacional, recriminándome que un jugador de esas características no lo había colocado en primera instancia en el club. Mi respuesta fue: "¿Cómo es la cosa? Me pasás criticando que tengo muchos futbolistas de Rincón colocados en Nacional, ¿y ahora querés que encima te lleve a los otros?" (risas).

¿Los jugadores te piden dónde ir?

Lo hacen si son hinchas de Nacional o de Peñarol. De todos modos, ahora se está dando mucho que si el jugador -o sus padres-, son hinchas de algún equipo en particular, pero ven que hay otro que está trabajando mejor en juveniles, ya no les preocupa tanto el color de la camiseta. Como es lógico, uno quiere lo mejor para sus hijos. Además, no tengas dudas que el futbolista se termina haciendo hincha del equipo en el que juega.


¿Se perdió el mercado argentino como puente para el pase a Europa?

El problema es que hoy Argentina -generalmente-, no paga. La mayoría de los clubes en Argentina pagan mal o no lo hacen y terminás recurriendo a FIFA, por eso no seducen las propuestas desde la vecina orilla.

En general se recurre al pasaje por el medio argentino porque aumenta el valor de la transferencia. Un jugador que explota en River vale diez millones, mientras que si sucede lo mismo acá, el precio es de tres o cuatro.

¿Por qué pasa eso? ¿por qué no se valora a un jugador de un club con un poderío deportivo como Nacional?

Porque son mercados diferentes.

¿No se mira hacia Uruguay?

Mucho menos que hacia Argentina y Brasil. Brasil es Pelé y Argentina es Maradona. Me podrás mencionar a Luis Suárez, sí, es un monstruo, pero a su vez, la salida de Suárez es la constatación de las necesidades de los clubes uruguayos. Yo creo que va a ser imposible que algún día Nacional pueda colocar cinco jugadores con un valor de diez millones de euros. Y te hablo de cinco no de uno porque ese uno puede ser una excepción.

La cuestión pasa siempre por el mismo lado: el apremio económico, los atrasos en los sueldos te llevan a vender por una cuestión de necesidad. En ese caso yo entiendo a la Directiva, porque la hinchada quiere ganar, para lograrlo hay que contratar jugadores a los que les tenés que pagar y eso te genera la necesidad de vender. Distinto hubiera sido el caso de Gastón Pereiro si Nacional hubiera tenido dinero en el banco y pudiera mantenerse firme en la decisión de no venderlo hasta que su cotización alcanzara los diez millones de euros. Te puedo asegurar que si Nacional hubiera retenido a Pereiro por dos o tres años más, ese iba a ser su valor de mercado, pero, ¿cómo hacés?

Lo que todos quisiéramos sería que, por ejemplo, Rodrigo Amaral permaneciera en el club hasta los veintitrés o veinticuatro años, ganara una Copa Libertadores y se fuera convertido en ídolo, a continuar su carrera en Europa, y diez años más tarde pudiera regresar a despedirse en el club. Pero la realidad marca que si mañana un club ofrece cuatro o cinco millones por Rodrigo, Nacional va a -obligatoriamente-, terminar cediendo. Nos pasa en todas las áreas en el medio uruguayo.

(*)Pablo Bosselli obtuvo a lo largo de su carrera como jugador de pádel más de 40 títulos nacionales e internacionales. Participó en 4 Mundiales representando a Uruguay (Sevilla 1992, Mendoza 1994, Madrid 1996 y Toulouse 2000), y en 2 de ellos se ubicó entre los 3 mejores. Medalla de Bronce en los Juegos Panamericanos de Mar del Plata 1995, 2 veces campeón del Campeonato “Presidente Aznar” - Madrid, 1998 y 1999. Campeonato Internacional “Corcuera” disputado en Acapulco, México en 1995. Campeón torneo de las Américas 1998. Tricampeón Uruguayo (1991, 1994 y 1995). Está casado con la ex nadadora Erika Graf, ex integrante de la selección uruguaya en esta discipina. Participó de los Juegos Panamericanos de 1991, en las Olimpíadas de 1996 y posee los récords nacionales de 100 metros de brazo (1.14.21) y 200 metros de brazo (2.38.97). Recientemente perdió el récord nacional de 100 metros pecho en categoría A (11 años), que ostentaba desde hace más de 25 años, a manos de su sobrina, Micaela Sierra Graf.

Ernesto Flores

decano.com





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