Intensidad y concentración

Lograr mantener la agresividad en el juego durante la mayor cantidad de minutos posibles dentro de un partido, es una de las bases que debe mejorar Nacional.

El sábado miré el partido por la televisión desde mi casa, aclaro esto porque muchas cosas no se ven por TV, como se hacen los relevos, como se ocupan los lugares en el campo de juego, entre otras cosas fundamentales del juego.

El equipo arrancó con todo, bien concentrado, con precisión en la entrega y con los laterales subiendo con velocidad. El mediocampo bien paradito, el Nano (Ramos) tocando y buscando su posición nuevamente para recibir la descarga. El primer gol es fiel reflejo de lo que digo, tomó la pelota Juan Manuel Díaz en su posición de lateral izquierdo y arrancó en diagonal a la media luna del área rival, un par de toques, siguió la jugada con la sorpresa para el rival, que no tiene una marca asignada a esa incursión del lateral, se la entregó a Gonzalo "Nano" Ramos que se encontraba de espaldas al arco rival al borde del área, el Nano se la devolvió con un “torito” para que Juan Manuel le prenda al arco, así lo hizo y metió la bola contra el palo izquierdo en un tiro cruzado fuerte y de gran precisión.

Me dije “esto es otra cosa”, porque estas jugadas se hacen muy difíciles de contrarrestar por el rival sea débil o fuerte. Velocidad, precisión, profundidad y efectividad, tuvo todo esa jugada, golazo desde todo punto de vista.

Enseguida un par de jugadas muy similares, una pared entre el Flaco y el Nano, que culminó con un remate de este desde el mismo lugar del gol de Juan Manuel, que pasó al lado del palo del arco rival.

Me dije: “esto ya no es casualidad, estamos muy bien.” Esto siguió igual hasta los veinte minutos en que entramos en una especie de siesta, sin tener mayores dificultados porque el rival no nos apuraba. En ese momento noté que el Vasco pasó de estar tranquilo, a gritar desesperado a los del medio, a los de arriba: “dale, vamos, presioná, no la podés perder a esa pelota, daleeeee, seguiloooo.” Así siguió hasta el término del primer tiempo, luego -por las declaraciones de los jugadores- hubo rezongo fuerte en los vestuarios, y no era para menos. Es increíble como el jugador uruguayo se distiende cuando el trámite es relativamente sencillo.

Es claro que Nacional puede hacer lo de los primeros veinte minutos, porque lo hizo. Luego paró, se achanchó y se quedó. Acá entiendo que no tiene que ver el rival, al contrario, si el rival hubiera sido más fuerte en su propuesta, probablemente lo de los veinte minutos iniciales hubiera continuado, al menos en la intención de lograr la misma intensidad de juego, aunque el resultado fuera otro.

Habrá que trabajar en eso, seguir y seguir. Sabemos que a Arruabarrena le preocupa y mucho porque insiste siempre en lo mismo. Trabajar todo el partido, ser intensos, presionar, lograr estirar lo más posible esos momentos de concentración durante el partido, son fundamentales para seguir creciendo, y mucho depende de la mentalidad. Eso también se trabaja, eso es lo que debe mejorar el equipo. Se debe insistir sin claudicar, porque los partidos tienen vaivenes y te ponen a prueba en cualquier momento.

El segundo tiempo se mejoró en comparación al último tramo del primero, pero no se pudo alcanzar el nivel mostrado en los veinte minutos iniciales del encuentro.

Después nos pasa como en los últimos tiempos en los torneos internacionales, jugamos de igual a igual, e incluso les ganamos a los más copetudos y perdemos clasificaciones contra rivales menos poderosos. La mentalidad es el factor a entrenar, igual que un táctico, un reducido o cualquier entrenamiento de fútbol. El Vasco lo sabe y por eso tengo fe que veremos cada vez más minutos de intensidad, presión y agresividad en el juego a el futuro.

Juan Carlos López

decano.com