Por Manoel Castanho
27 Nov 2017
Manoel

Lo increíble fue que esta vez el final se dio antes de haberse iniciado el partido.

Tras un mal arranque de campeonato, Nacional había logrado una secuencia de victorias que le ponía firme en la disputa por el título, con Ligüera cumpliendo una función importante en la generación de juego y anotando goles; Peñarol, en cambio, había ganado apenas un partido de los primeros siete y aunque mostraba alguna recuperación, el equipo aún estaba lejos del funcionamiento ideal.

El campeonato, claro está, no había empezado con normalidad. Siempre estuvo presente la amenaza de suspensión en el fútbol uruguayo. El campeonato estaba previsto para iniciarse el 6 de agosto, pero una asamblea de clubes, el 22 de julio, decidió por una suspensión indefinida para arreglar temas de seguridad. El Ministerio del Interior exigía cámaras de reconocimiento facial – tema sobre el cual se había hablado mucho en los años anteriores sin lograr resultado práctico, y un drama que se repite cada año al empezar un nuevo campeonato. Finalmente, la fecha de inicio del campeonato uruguayo especial fue 28 de agosto.

En la madrugada de 27 para 28 de septiembre la parcialidad aurinegra festejaba el aniversario del CURCC y un episodio de violencia marcó negativamente la fecha, con hinchas mirasoles heridos por armas de fuego en Santa Lucía. Pero éste no fue el único caso grave: el 23 de octubre hubo un herido de arma de fuego en el baño de la tribuna Ámsterdam, en el estadio Centenario. Y pocos días después hubo múltiples disparos contra el auto de un integrante de la barra de Peñarol, que fue hospitalizado, pero sin gravedad.

En los primeros días de noviembre falleció Hernán Fioritto, uno de los baleados de Santa Lucía. El campeonato se paró nuevamente y una suspensión más larga estuvo en pauta. El ministro Eduardo Bonomi dijo que suspender el campeonato complicaba. “¿Qué va a decir quien está peleando el campeonato y no tuvo problemas?”, cuestionó. Mientras tanto, el secretario Jorge Vázquez, según publicó El País, afirmaba tener imágenes que prueban que Peñarol da entradas a personas que tienen profusos antecedentes penales.

En la fecha anterior al clásico, Nacional y Peñarol fueron derrotados. Para Nacional, la disputa era un mano a mano con Danubio – quien también perdió en la misma jornada ante Wanderers, rival que empezaba a ponerse en lucha directa con ambos; para Peñarol, el campeonato ya se había escapado matemáticamente: estaba 10 puntos atrás, con apenas nueve en disputa.

Vino la fecha 13. El sábado, Wanderers ganó su partido y llegó a 25 puntos; Danubio empató el suyo y alcanzó 26. Para el domingo, había clásico. Nacional sumaba 25 puntos. Pero esta vez pasaba algo. El ambiente estaba raro. La Olímpica – habilitada apenas dos días antes del partido – tuvo alrededor de 500 entradas vendidas.

Antes del partido, varios puestos de comida fueron saqueados; hinchas postearon fotos en redes sociales exhibiendo los productos robados. Fuera del estadio, se atacó al personal de recaudación. Desde la tribuna Ámsterdam se tiró una garrafa de 13 (sin referencias al año de nacimiento del club) kg que estuvo muy cerca de herir gravemente a un policía. El partido fue suspendido por falta de garantías.

Según publicó Referí, “los hechos de violencia se desataron luego de que tres cabecillas de la barra de Peñarol fueran detenidos en las afueras del estadio. Esos barras llevaban entradas para varios hinchas”.

Nacional estaba claramente amparado por los reglamentos. En filas aurinegras esto era sabido, y como medida desesperada, ofrecieron jugar el partido en el Parque Central, apenas con público de Nacional. La Comisión Disciplinaria decidió de forma unánime, amparada en el artículo 5 del Código Disciplinario: “Cuando los hechos fueren manifiestamente graves y no respondieren a actitudes individuales, sino de origen indiscutiblemente colectivo, podrá aplicarse penas de quita de puntos al club o clubes responsables”. Nacional se quedó con los puntos del partido.

Algunas voces hablaron en el sentido de parar el campeonato – entre ellas la del presidente de Danubio, Oscar Curutchet. En Wanderers se manifestó que tenían la sensación de algo injusto porque Nacional había ganado los puntos fuera de campo. Finalmente, en la fecha 14 Danubio quedó fuera de combate y Wanderers empató en la última jornada. Nacional fue campeón con cinco puntos de ventaja – más que los tres puntos conquistados en el clásico de la garrafa-.

Según el director nacional de Policía, Mario Layera, los incidentes fueron organizados por narcotraficantes pesados desde la prisión. En la tribuna de Peñarol, el mensaje fue otro: el 06 de febrero, en el CDS, tres banderas aparecieron en el entretiempo. Una de ellas decía: “Damiani, la asonada la armó tu comisión de seguridad”.

En 2015 se suspendió un clásico de verano porque la policía informó al árbitro Jonathan Fuentes que no podría dar garantías de seguridad luego de haber incidentes en la Ámsterdam al estar Peñarol perdiendo por 3 a 0; aquel mismo año la final de la Copa Uruguaya no pudo terminar de jugarse porque en la misma Ámsterdam tiraron piedras contra una ambulancia. La gran diferencia en el clásico de la garrafa fue que esta vez el final se dio antes de haberse iniciado el partido.

Manoel Castanho

Manoel Castanho

Nacido en Rio de Janeiro, Manoel Castanho es periodista graduado por la Universidade de Brasilia. Hincha de Nacional por iniciativa propia desde los 10 años de edad, aprendió a amar la rica historia del club y estudia todo lo que cae en su mano para conocerla mejor. Su único vínculo con Uruguay es el amor por Nacional y gracias a esto tiene dos millones de amigos.




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