Por Cecilia810
18 Set 2017
Cecilia

¿De que escribo?, me pregunté. Escribo y borro.

No voy a entrar a discutir si los clásicos amistosos valen o no, porque si se echan a un técnico por perderlos deben tener su cuota de importancia aunque ayer a las seis de la tarde ya no valían para muchos.

No voy a discutir si el juez condicionó el partido, todos vimos clásicos donde pasaron más cosas que ayer y sin embargo se solucionó con amarillas. Ayer se pusieron reglamentaristas.

No voy a hablar de que se estuvo toda la semana hablando de la presión que tenían esos jueces. Lean los artículos previos al partido.

No voy a discutir el planteo a partir de esa expulsión. Ya está, nos salió mal y punto.

No voy a discutir sobre el desmantelamiento del plantel y las decisiones de la dirigencia. Mi único momento de decisión estuvo y está en la urnas y he ganado y perdido.

No voy a decir más quien debía entrar o jugar. Ya está, no se hizo.

No voy a hablar sobre cuando los fallos son en nuestra contra. ¿Para qué? Yo no tengo ningún peso en la AUF.

No voy a escribir sobre si se debe sancionar canciones de muerte a pesar de que se habla hasta el cansancio de no generar violencia.

No voy a discutir sobre lo poco o mal que estamos jugando.

¿Entonces para que escribo? me digo a mi misma.

¿De qué escribo? me pregunto.

Y entonces frente a mi veo a la bandera que siempre llevo, la misma que fue revisada por el policía de la puerta minuciosamente, la banderita que siempre tengo amarrada en la mano y que estrujo con bronca o con alegría. La misma que puede ser un molinete al viento y hoy se levantó un poco agotada de mis embates. Entonces la despliego y le digo, “te voy a lavar, te voy a poner a secar al sol de la tarde, te voy a doblar después y te voy a volver a tener limpia y linda para el próximo partido”

Se que estará agradecida. Entonces los dejo. No es mucho más lo que tengo para decir, no esperen más de una hincha como ustedes que sentada en la tribuna sufre y se alegra como cualquiera y que no quiere redundar en cosas que son redundantes. Perdonen pero tengo una cosa importante que hacer.

Mi misión hoy es lavar mi hermosa bandera, ponerla al sol y cuidarla. Esa es mi tarea, que cada cual se haga cargo de la suya.

Cecilia810

Cecilia 810

Cecilia es la lectura más esperada después de cada partido. Un bálsamo en los momentos difíciles y un tónico para acompañar la euforia




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