Por Recibimos y publicamos
5 Oct 2015
Cecilia

Y el grito se multiplicó por cuatro y pudo ser alguno que otro más y como en una locura codiciosa querías seguir gritando hasta quedar sin voz.

Y te sentaste desconfiada diciendo que hoy no iba a ser muy fácil.

Y te encontraste con el Parque lleno y el frío de invierno instalado a las seis de la tarde del octubre en que la primavera falta con aviso.

Y no tenías demasiada expectativa porque las dudas estaban instaladas como el fresco y dijiste: “ojalá no lo suframos mucho”.

Y entonces el frío fue dejando el lugar a la alegría, a la fiesta del fútbol y a los goles y el calorcito fue avanzando en el corazón y en los brazos abrigados que se movían al unísono en la fiesta.

Y la torta frita no estaba tan fría y estaba más rica que otras veces y el viento no jorobaba tanto y el domingo de noche en vez de ser melancólicamente gris pasaba a ser alegremente blanco como las camisetas al viento y amuchadas en un abrazo interminable.

Y el grito se multiplicó por cuatro y pudo ser alguno que otro más y como en una locura codiciosa querías seguir gritando hasta quedar sin voz.

Y te mirabas con el de al lado casi qué como incrédula y hasta la pelota que salió disparada a tu cabeza por un defensa contrario te pareció un globo en la fiesta.

Y la alegría de ver ganar a Nacional, a tu Nacional, al Nacional de tu vecino de tribuna y al de tantos y tantos desparramados por donde sea, es un remanso de hoguerita encendida donde frotar las manos.  

Y festejás el compromiso y esperás que la desidia no vuelva nunca, porque eso duele más que los errores.

Y a veces rezongás porque la pelota está siendo pasada demasiado en la defensa, y va a Conde y vuelve a Conde y otra vez a Conde  y entonces no querés que se equivoquen y  que la fiesta termine con algún gol en contra y que no se hagan sacar amarillas al cuete y hasta hacer algún otro gol.

Y tenés que esperar esos famosos quince minutos más y entonces al abrir la puerta, con los pies congelados y el corazón encendido partís hacia tu vida habiendo dejado en el Parque una hoguerita encendida en un rescoldo encendido de ilusión.

Cecilia810


Cecilia 810

Cecilia es la lectura más esperada después de cada partido. Un bálsamo en los momentos difíciles y un tónico para acompañar la euforia




SEGUINOS

Crear una cuenta



Ingrese a su cuenta